El ajuste no es una salida a la crisis

An adjustment is not a solution for the crisis

An adjustment as way out or as a cause of the crisis?
Already we have been saying repeatedly and in different ways in this blog: that fiscal austerity is not the solution for the crisis. In contrast, we could state that seems increasingly being the cause.

El ajuste como salida o como causa de la crisis
Ya lo veníamos diciendo repetidas veces y de diferentes formas en este post: la austeridad fiscal no es la salida de la crisis. Por el contrario, ya casi podríamos afirmar que se parece cada vez más a su causa. En esta línea de pensamiento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) -a través de su economista jefe, Olivier Banchard, y de Daniel Leigh- publicó recientemente un artículo que afirma que los multiplicadores fiscales son mucho más elevados que los supuestos hasta ahora.
(http://www.imf.org/external/pubs/ft/wp/2013/wp1301.pdf).

Es por ello que las previsiones de caída del producto durante esta crisis eran menos pesimistas que lo que la realidad enseñó.
Separemos este argumento por partes para entenderlo bien. En primer lugar, cuando se reduce el gasto público o se incrementan impuestos, la actividad económica se ve deprimida en forma directa por una menor demanda agregada. Pero, a su vez, este menor nivel de actividad también genera efecto sobre los ingresos, y por tanto sobre el consumo, que termina impactando también en la inversión. Así, se van desarrollando efectos indirectos también depresivos. La suma de los efectos directos e indirectos constituye justamente el multiplicador fiscal, es decir el efecto contractivo total de una política fiscal contractiva. De esta forma, no es tan claro, como indican muchos modelos económicos, que ante una reducción en el gasto público, el gasto privado compensará la caída. Más bien, suele suceder lo contrario, más aún en un contexto de muy bajos tipos de interés de referencia, que no pueden seguir descendiendo, y de demanda tan reducida.
Entonces, que los multiplicadores fiscales sean más elevados que lo inicialmente considerado significa que el efecto recesivo del ajuste es mayor que el pensado al tomar la decisión de recortar. Esto no solo tiene efectos más importantes sobre el desempleo, por ejemplo, como bien detallan los autores en el artículo. También tienen efectos sobre la recaudación. De esta forma, como también había “confesado” el FMI hace unos meses, las políticas de ajuste no solo son más recesivas, sino también menos efectivas para su objetivo principal que es la solvencia de los Estados.
En definitiva, hasta el FMI, institución que históricamente recomendó siempre a América Latina y otros países en desarrollo políticas de consolidación fiscal, da indicios de que la austeridad puede no estar surtiendo efecto y de que existe la posibilidad de que sea la causante de la perduración de la crisis. Ahora solo restaría que se convenzan las autoridades económicas de la Unión Europea, fundamentalmente las alemanas. A ver si son capaces de proponer una solución algo más interesante de la crisis, y algo menos destinada al fracaso.
También está la alternativa que los países puedan gastar más (de forma seria y eficiente) de manera tal que se pueda salir de la recesión y tener la posibilidad de pagar las deudas.

Los mercados no son ciegos y es posible que una política fiscal inteligente sea bien interpretada por los mercados. Al fin y al cabo si aumenta el déficit pero aumenta el PIB el % de deuda puede incluso ser menor y esto significa ni más ni menos que se puede pagar la deuda.