La deuda interna
La semana pasada estuvo plagada de malas noticias para España. En primer lugar, se confirmó algo que ya se sabía: con la segunda caída consecutiva del PIB en el primer trimestre del presente año, la economía entró oficialmente en recesión. De esta forma, no puede sorprender el dato de paro, que se situó por encima del 24% de la PEA. Algunos pensarán que estos son los costos necesarios para equilibrar el resultado fiscal, pero ni siquiera eso. Los ingresos públicos se erosionan con la recesión, por lo que no se alcanzan los objetivos de déficit. En parte por eso, pero fundamentalmente porque no hay expectativas de mejoras, S&P rebajó la calificación de la deuda española, dejando a dos escalones de bono basura. El Gobierno, mientras tanto, no aprende la lección y se dispone a subir el IVA en 2013.
Esatmos en recesión: nuevamente, la principal responsable de la caída fue la demanda nacional, de la mano de los ajustes públicos y la desconfianza que provoca reducciones en el consumo y la inversión privadas, parcialmente compensada por un aporte positivo del sector externo, gracias a un incremento en las exportaciones y una disminución en las importaciones.
Como no podía ser de otra manera, las caídas en el nivel de actividad suelen venir acompañadas por destrucción de empleo. Y este caso no fue la excepción, sino todo lo contrario. La destrucción de empleo alcanzó a 375 mil puestos de trabajo, lo que significó un aumento en el paro de 366 mil personas, alcanzando al 24.44% de la población económicamente activa (PEA). Pero lo peor de todo es que ya 1,7 millones de familias no cuentan con ningún miembro ocupado, mientras que la mitad de los jóvenes de menos de 25 años está sin trabajo. Esto se da en un contexto de ajuste, que también alcanza a las prestaciones sociales, por lo que buena parte de estas familias no poseen ningún tipo de ingresos.
Las políticas de ajuste se realizan para incrementar la solvencia del país. Pero contrariamente al objetivo, esta semana también nos encontramos con una rebaja en el rating de la deuda española por parte de S&P de “A” a “BBB+” (y con perspectiva negativa), tan solo dos escalones por encima de la nota considerada bono basura. En este punto hay que ser sinceros. Quien piense que la deuda española no está mas cerca del bono basura, está equivocado. Los fundamentos de la economía española son mucho peores que los de otros países considerados inversiones de riesgo y las políticas implementadas no apuntan a mejorar la situación.
En este contexto el gobierno no parece estar dispuesto a modificar sus políticas de ajuste, a tal punto que la semana cerró con una declaración del ministro de economía, Luis de Guindos, anunciando la subida de los impuestos al consumo (IVA e impuestos especiales) a partir de 2013, contradiciendo por cierto una promesa electoral. El gobierno parecen no entender al menos dos cosas. Por un lado, antes que la deuda externa, los países deben preocuparse por la situación social de sus habitantes. En otras palabras, ocuparse de la deuda interna. Por otro, que por más ajuste que haya, hasta que no se crezca, la solvencia seguirá deteriorándose. En términos generales, estos dos objetivos no son contradictorios. Una mejora en las condiciones sociales de los españoles, impulsada por un crecimiento económico, suele ser la única forma de asegurar el pago de la deuda. Pero hay momentos en los que hay que elegir por el mal menor: afectar a los que menos tienen a través de los ajustes, o a los que tienen la posibilidad de ahorrar, mediante una renegociación de deuda. Seamos claros, si España no crece, tanto la situación social como la solvencia empeorará. La única forma de crecer hoy por hoy es a partir de aumentar la demanda pública porque es lo más rápidpo y porque genera confianza en el gasto privado. Para ello, posiblemente sea necesaria una reestructuración de deuda tanto pública como privada, cuanto más se tarde, más costosa será.
Por ello es imprescindible ser mas imaginativos y no despreciar las políticas utilizadas en muchos países de menor desarrollo ante problemas similares, no tenemos la devaluación pero si muchos otros instrumentos. Como nos recuerda el premio nobel Stiglitz hay vida despues de la reestructuración…..
http://www.cincodias.com/articulo/economia/stiglitz-afirma-austeridad-llevara-europa-suicidio/20120426cdscdseco_9/