Europe and the ECB finally together …
Interest rates low “for an extended period of time”
Mario Draghi, the president of the European Central Bank said past thursday it would keep interest rates low “for an extended period of time”, an unprecedented commitment for an institution that had steadfastly refused to offer guidance on its future policy.
Tipos bajos “por un tiempo prolongado”
Este jueves, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció que se mantendrían los tipos en el nivel mínimo histórico actual de 0,5% “por un tiempo prolongado”. Además, dio a entender que posiblemente se realizarían nuevas rebajas del tipo de referencia. Este anuncio rompió con la costumbre del BCE desde su creación de no dar indicios acerca de la toma de decisiones futuras en relación a la política monetaria común.
Tan llamativo como eso fue que la decisión se tomó por unanimidad en el Consejo de Gobierno del BCE, lo que significa que incluso el presidente del Banco Central de Alemania votó a favor. Así, puede interpretarse que los directivos de la autoridad monetaria europea ven improbable que la inflación supere a medio plazo el umbral máximo fijado en 2%. Recordemos que desde la recuperación de finales de 2009, el gobierno alemán viene alertando acerca del riesgo inflacionario que tiene la política monetaria expansiva, por lo que se mostraba reacio a permitir una mayor flexibilidad. A partir de este cambio de postura, parece haberse aceptado que la recesión en Europa es más importante de la reconocida hasta el momento, por lo que la inflación no sería un riesgo.
Si bien estas son buenas noticias, como suele suceder con el BCE, estas políticas no serían suficientes para generar un efecto contundente sobre las expectativas y la recuperación económica. Por más bajo que se encuentren los tipos de interés, en una situación de trampa de liquidez como la vivida en el sur de Europa hace ya cinco años, poco efecto tendrían sobre la demanda agregada y el crecimiento, y por lo tanto también sobre el mercado de trabajo. Para ello se debería comenzar a permitir el financiamiento de los países por parte del BCE, a partir de algún tipo de mecanismo directo o indirecto. Eso disiparía las dudas acerca de la posibilidad de impago de determinados países, disminuyendo la incertidumbre y liberando flujos líquidos para otros fines, entre ellos productivos.
La posibilidad que el BCE dé un giro tan grande en su política es sumamente improbable, no solo por una cuestión que ya parece ideológica, sino también porque se requeriría una modificación en su estatuto, algo que no parece estar en los planes de nadie. No obstante, hace unos meses también se podría haber afirmado que era muy improbable que Alemania aceptara anunciar una política de tipos reducidos “por un tiempo prolongado”, y menos aún que votara a favor de ello. En otras palabras, la esperanza es lo último que se pierde…
En los dos últimos años se ha logrado “no” disipar las dudas sobre el pago de la deuda pública de Europa (al menos de algunos países), se ha incrementado el paro y por si fuera poco varios países han entrado en recesión, en definitiva la “economía real no va bien” y eso es lo “importante” en el mediano plazo aún, para los “mercados”.
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