El gobierno trata de comunicar confianza pero.

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=10czudg0MGs]El gobierno trata de comunicar confianza pero….

10czudg0MGs

En estos días el gobierno mas que nunca trata de comunicar confianza pero lo hace a costa de echar balones fuera y de afirmar que sin la ayuda de Europa la situación irá a peor.

Lo primero el tema de Bankia, a 15 día de su intervención lo cierto son dos cosas, nadie se hace responsable de la forma en que se va a capitalizar la entidad ó sea sabemos el número pero no sabemos el cómo, lo cual no solo genera una desconfianza absoluta sino que produce un esperpento por parte de los nuevos gestores. Otro tema es la cantidad que se ha pedido, 23.000 millones es mucho dinero y a todas luces no parece razonable. Esto implica que el tema es complejo y que pueden suceder tres cosas: que una vez se audite la suma solicitada nos demos cuenta que el nuevo presidente de Bankia empieza engañando, en segundo lugar  que se utilicen los mismos criterios para toda el sistema financiero español incluido los riesgos de posibles nacionalizaciones para algunas entidades que han asumido riesgos en países latinoamericanos, en ese caso no quiero ni pensar en la cifra necesaria pero seguro que estaríamos por encima de los 100.000 millones de euros y tercero que la solicitud de capitalización sea prudente y correcta: en ese caso los gestores anteriores tendrán que rendir cuentas ya que errar en 10,000 millones de capitalización y 3.000 de resultados no parece algo razonable. Por ahora y como buena “dosis de confianza” a los mercados  la Fiscalía ha comenzado una investigación sobre la constitución de Bankia.

Lo segundo es Europa y el rescate, no quiero entrar a debatir terminologías que son muy importantes para los políticos que necesitan los votos y quedar bien, para la prensa que necesita estas cuestiones para seguir debatiendo y de paso aprendiendo finanzas en la mayor parte de las tertulias pero no para los mercados que al final hacen la cuenta de la vieja, cuánto debo y cómo puedo pagar: si hay mas riesgo el crédito es mas caro pero eso es un círculo vicioso que se muerde la cola. Al final de una forma u otra , todos reconocen que España (cuando me refiero a España entra todo: bancos, comunidades autonómas , el gobierno , la seguridad social etc…) no puede cumplir con los compromisos de pago futuros teniendo en cuenta las necesidades y la situación macroeconómica: una posible solución es capitalizar la banca (pero una cosa es poner capital y otra prestar dinero. No creo que ni el BCE ni Europa terminen poniendo capital y riesgo) desde el fondo de estabilidad o, desde el propio BCE. Otra alternativa es que España salga a buscar más dinero contra bonos pero la prima de riesgo es una losa que ya no es fácil soportar , podemos llegar a pagar a 10 años el 5% del PIB en intereses y eso es una barbaridad en medio de una recesión. También puede suceder que España no consiga financiación y vaya a Europa a pedir rescate, ayuda, préstamos, cesión al FROB y de allí a los banco etc… y eso será a cambio de condiciones que solo buscan la posibilidad de cobrar los vencimientos establecidos. Para entendernos mejor: condicionalidad significa más ajustes y austeridad que sufrirán los menos favorecidos y que seguramente lastren el crecimiento.

Ahora hemos descubierto que este razonamiento no parece racional pero porqué no le preguntan a América Latina lo que piensa y pensaba del FMI hace unos años y lo que pensaba del famoso Consenso de Washington (quizás ellos  se lo merecían porque no hacían bien las cosas????).

En definitiva faltan unos días para dos hitos importante, uno las elecciones Griegas y puede suceder lo peor, aunque mi postura es que al final Grecia se quedará en el euro porque los europeos harán un análisis coste beneficio y al final  decidirán por la mayor rentabilidad. Otro hecho trascendente es  el Consejo Europeo (no porque cambie la presidencia de la UE que es poco relevante hasta el punto que muy pocos saben qué país deja la presidencia)  de finales de junio donde se propone mas Europa, sistema financiero y fiscal único que implica una sesión de soberanía y que a estas alturas no todos tienen muy en claro  que sea lo mejor. Algunos países pueden alentar una vía mas nacionalistas o una Europa a dos velocidades y por lo tanto el remedio peor que la enfermedad.

Pensemos por un instante que Polonia es España y que España es Alemania: que creen que pasaría con las ayudas y la capitalización de la banca??…

Una vez despejados estos dos hitos lo mas seguro es que las turbulencias aparezcan de nuevo con un Euro mas amenazado y con una Europa que tiene solo planes de salvación de largo plazo pero de eso se trata: dar la sensación de confianza, negar la mayor y tirar para adelante. El gobierno anterior lo hizo desde 2008 hasta 201, quizás este gobierno no piense diferente y por ello intentar inyectar confianza es una buena medida.

Lo tercero es ese afán del gobierno de afirmar que se están haciendo la  reformas necesarias y que todo el “mundo” alaba esas reformas. Creo que el consejo del presidente de Mercadona debería ser, al menos, motivo de reflexión. Se han hecho algunas reformas como la laboral, la financiera, la de las administraciones públicas, la de la fiscalidad, etc… pero España no parece haber cambiado demasiado

A riesgo de simplificar creo que en el fondo no se han hecho reformas de calado sino ajustes para cuadrar las cuentas. Por poner un ejemplo reformar es pasar de un ejército con mili a uno sin mili, reformar es instaurar unos tributos universales como en los  80´ donde se comienza a pagar IRPF de forma masiva, reformar es haber suprimido la peseta y renunciar, en parte, a la política monetaria. Pero lo que se está haciendo son medidas ad hoc para paliar la crisis: la reforma laboral casi se sintetiza en abaratar el despido y que tiene que ver eso con el funcionamiento del mercado de trabajo y el aumento de la productividad, la reforma financiera algo parecido maquillar el sistema e ir corrigiendo poco a poco pero el tamaño y la forma de funcionar es muy parecido sino vayan a una sucursal bancaria y comprueben lo que digo, la reforma fiscal otro tanto: “regularización fiscal” para recaudar y una estructura impositiva (presión) mas baja que en Europa negando la subida del IVA como si fuese una barbaridad. En la administración bajar sueldos y subastar vehículos muy bien para recaudar y ajustar pero en que ha cambiado la forma de funcionar y actuar de nuestra administraciones y así podríamos continuar.

En definitiva, en España debemos cambiar y para eso las reformas son necesarias, además de obtener fondos y ajustar para salir de la crisis creo que debemos pensar en cambios profundos en nuestra organización económica, política y social de lo contario podemos pensar que esta crisis es una más entre muchas.

Las burbujas engendran burbujas

A continuación sigo compartiendo con ustedes mi charla con Guido Zack sobre la situación macroeconómica española

El culebrón vivido la semana pasada con la situación de Bankia, y que posiblemente continúe la semana que comienza y las siguientes, comenzó a tener efectos sobre todo el país. La caída de la bolsa y el incremento del riesgo país a niveles difícilmente sostenibles son síntomas de ello. Las soluciones planteadas no satisfacen, ya que no abarcan la totalidad del conflicto: no solo Bankia está en problemas, sino también buena parte del sector financiero. La solución de rescatar con dinero público a Bankia por los montos mencionados, abre la posibilidad de que todo banco sea rescatado. Así, el ahorro generado por los recortes al gasto corriente no se destinarán a mejorar la posición fiscal de España (algo que de todos modos resulta dudoso, pero que no es el objetivo del post discutir), sino a salvar al sector financiero. De esta forma, no se elude el ataque sobre el país, sino que se lo traslada desde la banca al Sector Público. Lo que se requiere es una estrategia de defensa frente a estos ataques que permitan a España cierta tranquilidad para “digerir” las malas decisiones de los últimos años.

La crisis de Bankia dejó en evidencia que las dificultades del sector financiero español están muy lejos de haber sido resueltas. Las numerosos reformas financieras tanto del anterior gobierno como del actual no son más que parches a situaciones específicas, pero atacan el centro del problema: el pinchazo de la burbuja inmobiliaria tiene efectos que superan al sector de la construcción y los servicios inmobiliarios. Uno de los sectores más afectados es el financiero. Sin las ganancias percibidas por la construcción, la banca necesita una reestructuración que disminuya su tamaño. Por otra parte, los ingresos fiscales provenientes del sector de la construcción permitieron un incremento del gasto público, que no fue sostenible una vez desatada la crisis y reducidos los ingresos. En pocas palabras, la burbuja inmobiliaria generó una burbuja financiera y una burbuja fiscal en España.

El ajuste en el sector construcción se está dando lentamente. Los precios ya van cayendo más de 20% desde el pico de 2007, mientras que las cantidades lo hacen de forma más pronunciada aún. Esto se debe a que existen alrededor de un millón de pisos desocupados, por lo que hasta que no se reduzcan las existencias difícilmente se realicen nuevos proyectos. Además, justamente la caída en las cantidades es lo que genera el elevado desempleo. Pero con mayor lentitud todavía se está dando el ajuste en el sector financiero. Si bien el crédito está prácticamente paralizado, el sector todavía cuenta con una estructura sobredimensionada, con una excesiva cantidad de sucursales y empleados. Por más que nos pese, el ajuste tarde o temprano se dará. Otro indicador de la lentitud del ajuste es que los bancos conservan una gran cantidad de activos inmobiliarios que no sacan al mercado para evitar una mayor caída en los precios. De esta manera, la lentitud del ajuste en el sector financiero alimenta también la lentitud del ajuste en la construcción. De más está decir que cuanto más rígidos sean los precios, más caerán las cantidades, y mayor será el costo en términos de desempleo.

Finalmente, el gobierno se encuentra intentando desarmar la burbuja fiscal. El problema es que en un momento en el que todas las burbujas se pinchan, se esperaría una actitud contracíclica del Estado. Como se viene repitiendo en este blog, el gobierno debería ver la forma de atrasar lo más posible los ajustes fiscales. A su vez, como se hace evidente que ante la falta de financiamiento el déficit público debe bajar, lo más importante es que sea lo menos doloroso posible. Y eso se logra únicamente con una distribución progresiva de los costos de la crisis, algo ha quedado fuera de la agenda de este gobierno.

En este contexto surge la disyuntiva de utilizar dinero público para salvar a entidades financieras. Una posición extrema es dejar que el mercado actúe y derribe a todas las entidades en problemas, que serán las que peores decisiones tomaron. Esta solución no es recomendable, dado que implica posiblemente un ataque sobre los depósitos de todas las entidades, incluso las menos insolventes, extendiendo el problema a todo el sector financiero, pudiendo llegar a ser necesario la aplicación de un “corralito” y hasta una salida abrupta del Euro. La otra salida extrema es el salvataje con dinero público a todas las entidades en problemas. Tampoco es una solución recomendable, ya que extiende los plazos de todas las burbujas: la fiscal, la financiera y ralentiza la inmobiliaria.

En definitiva, lo que nos queda son las posiciones intermedias, las que siempre son las más difíciles de definir. Pero lo que queda claro es que los costos de la “digestión” debe ser compartido con el sector privado. Así, los accionistas de las entidades en problemas deberían perder todo su dinero invertido. Los acreedores también se deberían ver afectados, a través de un sistema de renegociación de deudas. En este punto se debe tener en cuenta que un inversor al cobrar un interés más elevado por el dinero invertido sabe que está asumiendo más costos, y lamentablemente en situaciones de crisis son cuando esos riesgos potenciales se realizan. Finalmente, se debe minimizar al máximo la participación pública en los rescates. De este modo, no solo se ayuda a desinflar vía precios todas las burbujas, sino que se permite una distribución más equitativa de los costos de la crisis.