Los laberintos de la economía en el Siglo XXI

Los laberintos de la Economía en el Siglo XXI

If you understand: the productivity, the imperfect information and the trilema (International Macroeconomic) may be you will understand something about the welfare but if you do not understand one of this concepts you must be sure: you will never understand how the people can be more happy.

Mejor no hablemos de política pues en éstos días da la impresión que nada funciona. El Brexit de espejismo va mutando poco a poco en realidad, España puede estar abocada a unas terceras elecciones sucesivas y, la campaña de Donald Trump no muestra signos de agotamiento . Ya veremos que ocurre.

 En este post quería recuperar tres ideas, conceptos y teorías que han cambiado la forma de entender la economía en los últimos 60 años y, que de alguna forma han superado la primera revolución teórica de J. M. Keynes. Además, estas ideas coinciden con las principales preocupaciones de la mayor parte de los agentes económicos (los gobiernos -incluidos los organismos multilaterales, las empresas, los trabajadores y los que conocemos genéricamente como “los mercados”).

 En primer lugar tenemos “la productividad”, concepto que más o menos lo define todo, pues sin “productividad” es imposible avanzar en el bienestar de la sociedad. El crecimiento económico ya no tiene sentido sin un incremento de lo que se denomina “Productividad Total de los Factores” (PTF), en tanto en cuanto los factores trabajo y capital son cada día más productivos, con los mismos insumos podemos obtener una mayor cantidad de bienes y servicios. También hay quién afirma que la distribución de la renta al final depende esencialmente de la PTF.

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 El año que viene se cumplen 60 años desde que en 1957 R. Solow (nobel de economía en 1987) escribiera un artículo denominado: TECHNICAL CHANGE AND THE AGGREGATE PRODUCTION FUNCTION donde básicamente venía a decir que no sabemos muy bien porqué hay crecimiento. O, lo que es igual hay un factor, que no es el trabajo ni el capital, que explica un porcentaje elevado del crecimiento económico. A ese factor lo denominó el “factor residual” (que de residual no tenía nada ya que algunos estudios consideraban que ese factor explicaba en algunos casos el 70% del crecimiento) o, también “la medida de nuestra ignorancia”. Durante todo este tiempo los economistas ligados a la teoría del crecimiento han tenido como objetivo fundamental inspeccionar ese residuo (igual que en la bioquímica).

 En estos años, se han encontrado muchas explicaciones que han mermado nuestra ignorancia. Por ejemplo, entender que no solo basta con contar la mano de obra, sino también su calidad (educación , experiencia, entrenamiento). O, que no basta con acumular capital, sino también analizar cuánta tecnología e innovación se incorpora en ese capital. También se ha estudiado cómo la ubicación geográfica de esos factores y su movilidad logran explicar parte del residuo. Cómo los llamados problemas institucionales (estados democráticos, violencia, corrupción, seguridad jurídica..) también explican parte de esa ignorancia.

 Pero llegados al punto en el que se ha refinado el estudio del “factor residual”, nos sigue faltando qué es lo que explica la productividad. Debemos decir que aún nuestra medida de la ignorancia sigue siendo muy elevada y, que debido a ello se han cometido muchos errores a la hora de generar políticas. Por ejemplo, aplicando políticas educativas de gasto pensando que mejoraban nuestra productividad; o, infraestructuras que ayudaban a generar externalidades para un crecimiento sano. Ciertamente, cada vez con más frecuencia, muchos bancos internacionales de desarrollo , entre ellos el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, se vuelven a plantear la misma pregunta. Y, muchos coinciden que nuestra medida de la ignorancia sigue siendo importante; y, que no sabemos muy bien qué es lo que hace aumentar la productividad, sobre todo a la hora de utilizar políticas públicas conocidas.

 La segunda cuestión tiene que ver con la “información” durante muchos años y hasta hace muy poco tiempo (aún algunos lo creen) se pensaba que en el mercado se ajustaba casi todo y, que, por lo tanto, se lograban equilibrios más o menos estables. Por desgracia, la realidad nos ha demostrado que los mercados funcionarían de esa forma si la información fuese perfecta. En 1970 (hace unos cincuenta años), un incomprendido economista G. Akerlof (por cierto cuyo director de doctorado fue R. Solow) veía como un paper “The Market for “Lemons: Quality Uncertainty and the Market Mechanism” era rechazado tres veces por prestigiosas revistas, artículo que años más tarde, en 2001, le valió un premio nobel compartido con Spence y Stiglitz y, quizás, bromas aparte, una boda con Janet Yellen (actual Chairman de la FED).

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 La idea no era demasiado sofisticada. Akerlof observó que en el mercado unas personas saben más que otras; y, a partir de esa “información asimétrica” se podían explicar demasiadas cosas que no siempre son tenidas en cuenta cuando reina la estabilidad.

 La información asimétrica, por ejemplo, es causa de que muchas veces se paguen salarios más bajos a trabajadores que son más cualificados, pero como los empleadores no lo saben, prefieren ofrecerles un salario como si todos fuesen mediocres. Una muestra de cómo se intentó resolver esta cuestión fue cuando se propuso contratar trabajadores de acuerdo a su “record” bancario. El resultado fue que quedaban fuera del mercado de trabajo gente preparada, lo cual implicaba que existía una información imperfecta. Y, ocurría una “selección adversa”.

 Un primo cercano de ésta es el “riesgo moral”. Veamos la primera derivada. Si tomas un seguro completo es posible que tengas menos cuidado con la velocidad y el riesgo de accidentes; si el gobierno ayuda a un banco porque su quiebra es un problema sistémico, corre el riesgo que el banco no se cuide como debiera. (esto nos suena…).

 La segunda derivada es “el salario de eficiencia” (Stiglitz) que implica pagar más de lo que te mereces porque con ello me evito controlar que en tus horas de trabajo no te comportes de manera inadecuada. (el trabajador lo hará mejor) y con ello evito la falta de información. Esto se puede reconocer como la teoría del “principal” (empleador) y el “agente” (trabajador) la cual ha cambiado la forma de pensar sobre la economía y, sobre todo, de la política económica. La reflexión es: “pregunte a un joven negro de Washington, con un buen récord bancario, quién encuentra el mejor trabajo”. Muchas de las políticas públicas y las regulaciones que se establecen para el buen funcionamiento de la economía se enfrentan a este problema y corren el riesgo de lograr efectos perversos si no se tiene en cuenta.

La tercera cuestión tiene que ver con el funcionamiento de la macroeconomía a nivel internacional y su famoso “trilema” o, también conocido como “la trinidad inconsistente”, término con el que fue bautizada por Krugman (nobel de Economía en 2008) y Obstfeld en 1997.

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Viene a decirnos que un país debe elegir entre: a) movilidad de capitales libres (que entren y salgan sin restricciones) y, b) gestionar el tipo de cambio (desde el gobierno –normalmente, los bancos centrales) a través del valor de la moneda nacional respecto al valor de las divisas (tipo de cambio fijo) y, c) autonomía en la política monetaria o, lo que es igual, fijar, a través del manejo de su oferta y demanda de dinero, el tipo de interés.

 Lamentablemente aunque muchos gobiernos quieren influir sobre los tres instrumentos -movilidad, tipo de cambio y tipo de interés-, solo es posible elegir dos de ellos. Si elijo un tipo de cambio y también el tipo de interés, no puedo tener movilidad de capitales. Si elijo el tipo de cambio y la movilidad, no puedo influir en el tipo de interés. Si elijo el tipo de interés y la movilidad debo dejar que el tipo de cambio fluctúe.

 Los países desarrollados normalmente han elegido la movilidad y el tipo de interés; y dejan fluctuar su moneda, pero en el caso de la zona Euro al fijar el tipo de cambio y tener movilidad se renuncia a la política monetaria.

 Este trilema viene de un modelo conocido como “Mundel – Fleming” en honor a dos economistas que intentaron en los años 60 decirnos mas o menos lo mismo. Robert Mundell, economista canadiense y premio nobel en 1999, mostró, en 1963, en su artículo “Capital Mobility and Stabilization Policy under Fixed and Flexible Exchange Rates”, la inefectividad de la política monetaria cuando hay tipos de cambios flexibles y movilidad de capitales. Y Fleming llegó a la misma conclusión.

Ambos escribieron sus respectivos artículo trabajando en el FMI, por lo que no era casual, por tanto, su preocupación sobre cómo deben actuar los países para lograr aumentar su competitividad (se entiende que lo que hay detrás es la capacidad para devaluar o bien expandir la demanda). Si bien esto influye totalmente a la hora de fijar la política económica, hay algunos estudios nuevos especialmente de H. Rey en “International Channels of Transmission of Monetary Policy and the Mundellian Trilemma” donde con base al modelo Mundell, Rey viene a decirnos que los movimientos de la FED respecto al tipo de interés influyen más allá de lo que esperamos. Y, que, por tanto, la opción de tener política monetaria independiente no parece ser del todo real. En todo caso, el trilema nos deja, al igual que los otros dos temas, un cuestionamiento muy importante a la hora de definir el bienestar de la sociedad a través de mecanismos en este caso vinculados a la competitividad externa.

 Como conclusión, podemos afirmar que la productividad, la competitividad y el funcionamiento del mercado (información simétrica) son conceptos que están presentes en nuestro día a día; pero, quizás nos somos conscientes que cuando nos dan recetas para lograr mejoras en estos objetivos, el grado de incertidumbre sobre los resultados es muy elevado. O, por decirlo de otro modo, sabemos muy poco sobre cómo ser más productivos, sobre cómo hacer para que los mercados funcionen bien y, sobre qué coste pagar para ser más competitivos.

 Carpe Diem

Daniel Sotelsek

La Tragedia Griega Toca su fin

After a few months away, I´m back with a post of a major topic as far as macroeconomic policy is concerned. The endless Greek tragedy. And why is it endless? Basically for three reasons.

The first reason to analyze is the longevity of the crises, almost five years over the edge.  Secondly, we need to understand the importance of  streamlining  the decision-making  process and try to remove the eternal bureaucracy that it involves.
Last but not least, delve into a deeper topic, which refers to the voluntary choice of the member countries of the European union at the time of transferring the monetary sovereignty.
In my opinion this process needs to end. Based on the classic idea of the tragedy , when the end is known , the tragedy is consummated . And I think that we all know which is the end for Greece : a default on its debt , whatever the stated context is. 

A mi vuelta con el blog depués de un receso, recurro al tema de mayor actualidad en lo que a política macroeconómica se refiere. La interminable tragedia griega”. Y, es tragedia y es interminable básicamente por tres razones.

La primera, porqué un país como Grecia no se merece estar tanto tiempo (casi cinco años) al borde del abismo. Desde el primer rescate financiero, su gente está sufriendo sin saber para qué, ni para cuándo se prevé el final. El segundo motivo es porque la tragedia griega ha puesto de manifiesto la pesada maquinaria europea de toma de decisiones, que se enreda en consultas y reuniones del Consejo Europeo hasta tal punto que es casi imposible seguir los acontecimientos de forma ordenada.  Este laberinto decisional implica un riesgo que va más allá del propio problema griego y que se adentra en las tripas de una Unión que tiene todas las papeletas para fracasar en su visión de alcanzar una Unión cada vez más estrecha, que lleve quizás a los Estados Unidos de Europa.

La tercera cuestión tiene que ver con un tema más de fondo, que se refiere a la elección voluntaria de los países miembros a la hora de ceder su soberanía monetaria. Hasta ahora los ejemplos eran casi insignificantes como Ecuador o Panamá, pero el Euro ha demostrado que el concepto de “las áreas monetarias óptimas” no era tan antiguo y, que asimilar un sistema de cambio “super fijo” tiene entre sus riesgos la incertidumbre del “coste de salida” que nadie conoce; pero que, a tenor, de los últimos acontecimientos  no son temas despreciables. A Merkel y a Hollande ya se les nota preocupados.

Mi opinión es que este proceso toca a su fin. Y, me baso en la idea clásica de la tragedia. Cuando se conoce  el final,  la tragedia está consumada; y, en este caso me parece que todos sabemos cuál es el final, al menos para Grecia: un impago de su deuda sea cuál sea el decorado de este último acto y, sea cuál sea el tiempo de representación en la dilatada negociación europea.

Veamos rápidamente los números para situarnos: Grecia tiene una deuda de unos 315 mil millones , un PIB de unos 200 mil millones, un crecimiento entre 0% y 1% y unos intereses que, en promedio (esto cada vez es más difícil de calcular dada la variedad de mecanismos que se usaron para refinanciar en los últimos años) pueden oscilar entre un 3% y 4%. Para pagar los intereses necesita, aproximadamente, un 5% o 6% de su PIB. Si sigue creciendo a este ritmo y, en teoría, cumple con el rango de déficit/superávit primario de 0%  a 1% (lo cual implica menos necesidad de financiamiento) no hay solución posible.

Para muestra un botón, los vencimientos del 2015 representan un 12% del PIB aproximadamente.

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Para pagar su deuda necesita que estos números cuadren de alguna forma razonable:

a) Incrementar el crecimiento (recordemos que es una economía con un 26% de sus recursos laborales en paro) a tasas cercanas al 6% sostenido en el tiempo. Este escenario queda descartado como solución en el corto plazo. Más aun conseguir que sea vía inversión y por cuenta externa más que de consumo, lo que implica aún mas sacrificios para la población.

b) Superávit primario del orden del 6% para poder hacer frente a los intereses lo que se logra subiendo impuestos (sin que la actividad no se deprima) a una sociedad que no tiene una estructura institucional consolidada; o, bajando los gastos del Estado (la pregunta es por dónde se puede comenzar, sin que esto signifique un adelanto de las elecciones y vuelta a comenzar). Este escenario también queda descartado en el corto plazo.

c) Que la deuda deje de ser una preocupación para la política económica. Y, esto se logra o bien “reestructurando la deuda” (en cualquier forma: quita, plazos perpetuos, intereses cercanos a cero etc etc). O bien, “dejando el euro y pasando a una moneda nacional” que se pueda devaluar (con el coste que supone un corralito: fuga de divisas y cierre de los mercados) a costa de hacer un default o impago preventivo.

Como se puede observar la tragedia está consumada y el final va depender, no tanto de los griegos sino de los acreedores, que a estas alturas ya valoran el coste de salida del euro, o bien asumiendo el impago, como es obvio, o bien perdonando las deudas,  lo cual implica un antecedente desconocido en la UE.

A estas alturas, la UE, el BCE y el FMI actúan como los verdaderos protagonistas de la tragedia, asumiendo que el camino de las reformas llevarán a Grecia a una salida ordenada de su problemática. Pero todos saben que este camino reformista solo supone ganar tiempo, pues no hay nadie que se atreva a decir que subiendo el IVA se recaudará lo suficiente; o, que bajando las pensiones, el gobierno podrá aguantar. Este camino no se puede hacer desde el euro, sino desde una devaluación nominal que permita una primer sinceramiento de la economía. Parece obvio, pero hemos olvidado que la moneda representa dos cuestiones fundamentales: la riqueza de un país, y la confianza de generar más riqueza y pagar las deudas. Así que en este escenario, Grecia debería tener una moneda mas devaluada, sin lugar a dudas.

Esta reflexión no es gratuita en la práctica. El default te saca de los mercados un tiempo mas o menos largo, los capitales huyen. En realidad, la fuga de capitales no es algo nuevo. En abril se fueron del sistema bancario griego 5.000 mil millones de euros y el BCE tiene prestado 80.700 millones en líneas de emergencia, que se garantizan con letras griegas de corto plazo. Europa repudiará esta acción en función de los efectos colaterales que produzca la salida del euro; y, por otra parte en Grecia el fenómeno de la inflación generado por una posible devaluación distorsionará una salida ordenada.

Algunos opinan (entre ellos Klaus Scmidt-Hebbel) que esta conclusión es buena para el mundo, pues se pone en tela de juicio la entrega de la soberanía monetaria a una Unión política sin haber acordado la entrega de soberanía en política fiscal. Así se pone en evidencia que la corrupción del sistema político es mucho más costosa: en inestabilidad política y en subdesarrollo económico. Situaciones como ésta piden a gritos reformas de libro que no funcionan como se esperan y, por último, se hace más evidente el riesgo de la aparición de los populismos.

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La segunda razón que mencionamos es que lo que suceda a estas alturas y con dos rescates a cuestas y un tercero en camino,  supone que la UE ya no puede echar órdagos a nadie. Los comunicados europeos sobre la tragedia griega ya no se toman en serio en los mercados. Las discusiones en el seno de Europa (tanto de los líderes de los gobiernos como del Eurogrupo –incluido por cierto el FMI- parecen una discusión de patio de vecinos, donde se aspira no ya a una solución para Grecia y los acreedores, sino a disimular actitudes que no resten votos en las circunscripciones nacionales. No es serio que varios millones de griegos se levanten con la incertidumbre de cobrar o no sus pensiones porque una línea del memorándum de Yanis Varufakis incluye una coma en un sitio inadecuado. Ya es hora de tomar de decisiones y decir si los que pierden son los acreedores o son los griegos. La incertidumbre no es un buen consejo en economía y esta tragedia dura cinco años, con lo cual el daño mayor ya está hecho. Pase lo que pase a Grecia nadie le devolverá su bienestar y Europa quedará en el lugar que se merece: “no sabe no contesta”. Los argumentos del “moral hazard” y del “me too” (para ver estos argumentos un excelente artículo de Pablo Gerchunoff y Llach) cada día tienen menos relevancia porque la realidad se impone. Grecia está en quiebra y, también pesan los argumentos políticos. Si Grecia se salva, quien gana políticamente es la izquierda más radical y este factor puede ayudar a que en otros países las ideologías populistas avancen. Pero nuevamente la realidad política puede superarnos y si hay quiebra, es posible que los radicalismos de uno u otro signo salgan todavía más fortalecidos.

Por último, hagamos una breve referencia al proyecto del euro,  que está en tela de juicio con Grecia. Puede iniciarse un efecto dominó que afecte a otros países, cuyo nivel de endeudamiento y déficit público tampoco son viables si tienen que pagar sus deudas en solitario sin la ayuda Europea. En este sentido, si Europa quiere una moneda común, al menos, tendrá que tener una política fiscal común (esto implica renunciar a la soberanía fiscal) y poder emitir eurobonos, porque éstas dos últimas cuestiones son la base de una moneda común). Es la única salida para restablecer la confianza en el sistema y generar expectativas favorables de que las deudas se pagan. En definitiva, supone tener un banco central que puede emitir moneda en la misma denominación que los compromisos que se adquieren. No se puede echar balones fuera durante tanto tiempo porque donde no hay confianza, no hay expectativas. Y, donde no hay expectativas favorables, no puede haber una moneda común. Esto es cierto con Grecia dentro del Euro, o fuera del Euro.

El final dependerá de muchos factores y los resultados sobre los costes y beneficios de salvar o no a Grecia; y, de qué Grecia se quede o no en el  Euro están en su fase decisiva. Pero esto no obvia, que la tragedia griega ya toca a su fin.  Las expectativas se han desvanecido y la incertidumbre campa por doquier.

Daniel Sotelsek

El futuro del negocio bancario en entredicho

The future of banking: ⇓⇓⇓⇓

“Big bank have changed a lot, but not sufficient , since the crisis (2008-2009) it has become commonplace to argue that bank should be run as utilities, not casinos”. What happens to the profits?.

El futuro del negocio bancario: “un mal presagio”

Las próximas horas conoceremos los resultados de los test del Banco Central Europeo sobre la banca, lo que ha despertado las alarmas en la prensa económica. Por supuesto tendremos análisis para todos los gustos. Ya ha empezado The Economist (25/10/14) calentando motores con un artículo sobre la deuda de los países en el que viene a decir, mas o menos, que la deuda es impagable; y, más si se suma que a la recesión, lo siguiente es la deflación.


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También se han adelantado, al coro que vendrá, voces nacionales que alertan de la recesión europea, que de darse, también será española. Santiago Carbó escribe en El País (21/10/14) un artículo muy interesante sobre la foto de lo que sería el purgatorio (7 años) de la banca europea. Lo que no sabemos es cuántos van al infierno y cuántos van el cielo. En todo caso, lo que si parece un hecho es que Europa en conjunto, y España en particular, no despega a pesar del activismo de Draghi y de la buenas palabras del ministro Montoro. Europa está en recesión y deflación, y España tiene 5,4 millones de parados, 6% de déficit, 300% del PIB de deuda pública y privada…

Pero de lo que quería hablar es de un tema algo mas de fondo que de coyuntura, aunque sin duda no es fácil desvincularlos. Me refiero a que, poco a poco, se va descubriendo que el negocio bancario está en declive y que sus causas se han agravado con la crisis. La tendencia venía de antes y, por lo tanto, la industria de la banca (especialmente, la comercial) ya no será la misma en el mediano plazo. Algunos se atreven a decir que “ya no será” en el largo plazo. Frases como “Too big to fail” seguidas de “Too big to bail out”, “leverage”, “bail out”, “bail in”, “Basilea”, “Tobin Tax”, “big data”, “Euribor flat” deberían habernos dado una pista de que las cosas no iban bien.

Hasta 2007, según Oliver Wyman (la consultora bancaria por antonomasia) la banca americana tenía retornos del 30% (acciones). En la actualidad, una vez ajustado el sector, la rentabilidad no llegaría al 8%, rentabilidad mas parecida a las compañías de servicios públicos. Incluso en 2013, el promedio para los grandes bancos no ha superado el 5%.

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Lo que está pasando es que los tres pilares sobre los que se sustenta la rentabilidad bancaria comercial (al menos en el mundo desarrollado) se están quebrando y el camino no parece tener un retorno fácil.

1. Los bancos necesitan de un ambiente donde la intermediación entre el ahorro y la inversión sea necesaria. Antes los bancos ayudaban a reducir los así llamados costes de transacción y las asimetrías de información. En otras palabras, alguien (los bancos) estaban en el medio para evitar costes y riesgos no deseados. La crisis ha demostrado que esto ya no es así. Al contrario, cuando los riesgos llamados sistémicos aparecieron, la justificación de la intermediación y la confianza sobre la industria cayó en picado.

2. Los bancos necesitan una ecuación de rentabilidad-riesgo que les permita obtener ingresos suficientes para mantenerse en pie, que están disminuyendo inexorablemente. Algunas variables coyunturales como los bajos tipos de interés pueden cambiar la tendencia en el mediano plazo (aunque la sangría de estos años puede dejar huella para aquellas instituciones que no han realizado una adecuada reestructuración). El resto de ingresos como las comisiones por servicios y los préstamos en condiciones ventajosas del BCE tampoco parecen ser el camino. (por cierto, es un tema que atañe a la política de ayudas y subsidios, de la que curiosamente nadie en la UE quiere hablar demasiado).

Pero el tiro de gracia a esta, antaño virtuosa, ecuación rentabilidad-riesgo viene del lado de las regulaciones que en pocos meses más se empezarán a imponer. Las normas de Basilea III (además de ser muy complejas en su cálculo –casi 5.000 variables) apuntan básicamente a tres cuestiones relevantes: la primera es el aumento del capital exigible, tanto en calidad como en cantidad (mayor seguridad pero menos rentabilidad). Y, esto especialmente aplicable para los bancos “too big to fail” llegando incluso a niveles que duplican los ratio anteriores a la Crisis (del 8% al 15%.) La segunda tiene que ver con el ratio de liquidez que ajustan el balance para evitar en lo posible crisis de liquidez (pues el riesgo sistémico hace que la frontera entre liquidez y solvencia sea cada vez mas fino y evita las ganancias vía desfase temporal). Esto implica un sistema mas desapalancado (leverage) o, lo que es igual con menos activos. Lo que supone, voilà, un sistema con menos crédito. La tercera vía apunta a cómo se comportarán en la gestión y la transparencia los bancos, ya que se reducen los incentivos para generar productos financieros de alto riesgo, y, al tiempo, aparece una reglamentación del supervisor orientada a que los problemas no los paguen los contribuyentes (bail out) sino los accionistas (bail in).

Todo esto tiene un claro componente restrictivo desde el punto de vista del negocio y, por tanto, de la rentabilidad. En este contexto, la pregunta obvia es: ¿Quién pone capital en una actividad poco rentable? Si, como parece obvio la respuesta es negativa -a no ser que se asuman mas riesgos- los bancos tendrán problemas para mejorar su capital y, en consecuencia, en un entorno donde la situación de la economía no es favorable, la falta de eficiencia del sistema es elevada, los préstamos disminuyen, las ayudas públicas (rescates) solo existen luego de la perdida del capital, etc. etc. Se genera un circulo vicioso donde el resultado es una caída en la rentabilidad desconocida hasta ahora.

3. En tercer lugar, los bancos, como industria, necesitan de un ambiente donde los costes de entrada sigan siendo importantes. O, lo que es igual, en un negocio donde los competidores se mueven en un mercado imperfecto, lleva naturalmente a la formación de bancos mas grandes. Inevitablemente, la hegemonía de estos bancos “demasiado grandes para caer” conlleva dejar un poco de lado la presión regulatoria y supervisora. Pero es evidente que la globalización tiene un apellido llamado “innovación tecnológica” que favorece que los competidores en esta industria aumenten y aparezcan nuevos jugadores, que conocen mejor el juego de las nuevas tecnologías. Es posible que veamos novedosas fórmulas y transacciones financieras que lleven, en algunos casos, a un perfecta desintermediación…

Dicho esto, son muchos los elementos que estamos dejando de lado, entre los cuales vale la pena destacar la propuesta de Piketty ahora y de muchos otros antes sobre el “Tobin Tax” (impuesto a las transacciones bancarias). Hay mucha literatura al respecto que se puede consultar, solo quería incidir en que el cóctel del negocio bancario parece tener una difícil solución. Seguramente nos llevará a cuestionar el funcionamiento de muchas entidades cuya ecuación rentabilidad-riesgo no dará respiro a la salida de capitales de la industria en busca de otros derroteros, algunos de los cuales tomarán el relevo de la tradicional banca comercial.

Mientras tanto, en Europa seguimos deshojando la margarita sobre la famosa intervención del BCE que nunca llega. En este sentido, los resultados  sobre el sistema europeo de bancos pueden dar un primera pista, pero creo que las ramas del árbol nos siguen tapando el bosque.

Por último, creo importante diferenciar este análisis de países mas o menos desarrollados. A estos últimos, es posible que el tirón del negocio bancario les sea mas duradero. Todo dependerá de la capacidad de adaptación que a estas alturas se nos antoja muy difícil de predecir.

Daniel Sotelsek

El default argentino y la sátira neoyorkina.

El default argentino y la sátira neoyorquina.

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This post shows how is the reality of the Argentina default. However this situation is not easy to understand and every body, like in football, has an opinion. Due to so many opinions out there, I would like to share my point of view on a number of Argentinian sins. In a fact we can use the original version of the “original sin” to understand how Argentina and other underdeveloped countries fall “again” and “again”.

El 27 de agosto Argentina ha visto como parte de sus argumentos era avalados por algunos peces gordos, Soros poseedor de títulos de deuda argentina (bonos estatales) consideraba la posibilidad de demandar al Bank of New York porque éste había retenido el pago hecho por Argentina. De ese modo, la sentencia del juez Griesa podría originar una serie de demandas en cascada (Kill Bass del FMI y Hayman Capital opinaban lo mismo) contra el Bank of New York, lo cual sin duda no era ni mucho menos la intención del juez. Pero todo hay que decirlo, Soros no hace esto solo por convencimiento moral sino básicamente porque tiene un 3,5% del capital de YPF, cuyo principal accionista es el Gobierno y del que es acreedor en tanto que tenedor de bonos. Así que, con razón o sin ella, Soros debe pensar que, para seguir siendo socio debe aceptar al menos que: “mi socio ha tenido buena fe y ha cumplido”.

La historia de este “default selectivo” o “Griesafault” (bonito nombre para la hemeroteca) es, sin duda, muy controvertida porque depende de quién escribe el libreto. Como si de un partido de futbol jaleado por hinchas se tratara, cada uno ha elegido a un equipo y no atiende a razones: los que están a favor de Argentina (llámese Stiglitz) creen que se está cometiendo una injusticia muy grande pues un país está cumpliendo con sus compromisos y unos especuladores tratan que esto ocurra pero con sangre, sudor y lágrimas. Por otra parte, están los partidarios del juez Griesa y de la estabilidad del sistema financiero apoyando lo que llaman la legalidad internacional y el mantenimiento del sistema -como Eichengreen- que argumentan que si no se paga, todo puede irse al garete. Sin embargo, a mi me parece una historia muy ejemplarizante (lamentos aparte) para enumerar una serie de pecados que deberíamos tener presentes para futuros episodios de deuda, de ajustes, de democraduras, de prepotencia, de regulación financiera, etc, etc..

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Me voy a limitar por tanto, a describir estos pecados ya que la historia es mas que conocida

El primer pecado es contar la historia de la deuda como si esto no fuese con los argentinos ni con su gobierno. El origen es el que es: un país ha emitido deuda en moneda extranjera (por eso, también había aceptado la legalidad internacional y nacional de otro país). Y, algunos individuos, sociedades y gobiernos prestaron ese dinero comprando bonos. Todos ellos se supone que recibían unos réditos acorde con el riesgo pues no conozco a nadie que preste sin medir los riesgos, y, para ello no hay cobertura más sencilla como pedir mas rentabilidad. Que esto sucediese antes de la llegada del presidente Kirchner al poder no exime, ni siquiera debería ser argumento, para descalificar a los acreedores. Si se hizo un mal uso de estos recursos, si las condiciones no fueron las adecuadas es un problema de la Argentina. Por ello, debemos admitir que la deuda es legal y que tenía sus riesgos.

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El segundo pecado es pensar que un gobierno que reestructura su deuda o, simplemente entra en impago, comete una falta no solo legal sino también ética. La base del capitalismo se estructura en, al menos, tres pilares: uno de los cuales es la posibilidad de quiebra. Sin ello hubiera sido muy difícil que el capitalismo llegara hasta donde llegó (lo digo en sentido positivo, por ejemplo midiendo la renta per cápita y el crecimiento a nivel mundial). Por ello, las moratorias soberanas son eventos tan comunes como las quiebras empresariales. Es la aceptación de que no se puede pagar lo que se debe y un país lo valora a través del sacrificio que debería hacer. En ese sentido, Argentina había acumulado en 2001 una deuda interna muy grande en materia de pobreza, estabilidad y desempleo. Por ello, la reestructuración de la deuda Argentina en 2005 y en 2010 trataba de decir a los acreedores que solo podían pagar un porcentaje de la deuda y que harían todo el esfuerzo para ello si las condiciones ayudaban. El 92,3% creyó que este compromiso fungía como buen argumento y aceptaron el canje de deuda esperando que Argentina cumpliría su promesa; el 7,7,% encontró mercados secundarios mas amigables en los que deshacer posiciones y vender los bonos a los así llamados “fondos buitres”.

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El tercer pecado fue pensar que si no se paga al 7,7% y si al 92,3% Argentina entra en impago y su prestigio internacional caería en picado. El 7,7% y, más concretamente, el reclamo del 1% ante la justicia es de fondos eminentemente especulativos, que si les va mal a nadie le importará un bledo. Por ello, el problema de la sentencia del juez Griesa no es que cobren los fondos buitres, sino que no cobren los acreedores que ya confiaron en los argumentos de esa misma reestructuración. No tengo ninguna duda de que todos los esfuerzos del Gobierno y de la banca internacional van en esa dirección; y, por eso, es casi seguro que alguien pagará indirectamente la deuda al 7,7% para salvar al resto. Porque esto es lo único que importa y porque plantearse pagar la deuda a todos al precio ajustado a los buitres es imposible.

El cuarto pecado es el sistema legal. Este parece dar la razón al juez Griesa. Al fin y al cabo, los bonos se negociaron al amparo de esa jurisdicción y por ello es razonable pensar en que se cumplan las sentencias; pero como en todo proceso judicial cada uno busca las soluciones que parecen mas adecuadas. Argentina está buscando la suya y la verdad es que no parece muy difícil si pensamos en encontrar escenarios donde poder pagar la deuda a los acreedores que estén fuera del alcance de Griesa.

Lamentablemente, el sistema legal no esta preparado para este tipo de casos, como no lo estaba cuando se derramó el petróleo en las costas de Alaska y los jueces dijeron que las indemnizaciones a los daños suponían una cantidad ridícula por lo irreparable de los mismos. En este caso, el juez tampoco ha estado preparado para dictar una sentencia de consecuencias tan irreparables. La primera falla es pensar que un deudor ofrece intereses muy altos porque es posible y haya un riesgo de no pagar. Y, un juez considere estos intereses razonables y dicte una sentencia que condene al deudor a pagar si o, si; pero, con intereses que incluyen el riesgo de no pago. (Tampoco es tan difícil el argumento, al menos para una sentencia que disminuya los intereses reclamados).

El quinto y último pecado es que no hay que creerse las propias mentiras. Cuando el ministro del gobierno argentino ha explicado ante la prensa los resultados de la negociación con los fondos buitres -que se ha llevado a instancias del juez Griesa- en un momento ha llegado a decir que Argentina era un país más creíble que otros porque el ratio de deuda/PIB era el mas bajo de los últimos 25 años y que era la envidia de la mayor parte del mundo desarrollado. Si bien en términos nominales es cierto; lo real es que Argentina no tiene deuda por dos motivos principales (ninguno de los cuales son motivo de orgullo): uno, porque desde el año 2001 el grifo está cerrado y, dos, porque se ha reestructurado la deuda y la quita ha sido muy importante (en promedio mas de un 65%).

Son mucho más los pecados que podría enumerar, pero quería incidir en estos que se resumen en el llamado “pecado original” que en su día enunciaron Eichengreen y Hausmann sobre la imposibilidad que tienen los países subdesarrollados de endeudarse en su propia moneda ya que, si esto fuera posible ningún de los pecados anteriores se hubieran cometido.

Nadie repudia su propia deuda, el impago no se produce porque se puede emitir y vía inflación desaparece la deuda real. A todos se les paga por igual porque no es necesario hablar con ninguna de las partes. La legislación es nacional, así que nadie podría reducir la deuda nominal a golpe de reestructuración.

El día que el sistema de finanzas internacionales condicione, casi obligue, a los inversores financieros a que las deudas que se adquieran deben ser en la propia moneda nacional y que la ley debe de ser la del propio país tendremos algo más de tranquilidad. Menos jueces estrellas, menos especuladores, pero cuidado es posible que la financiación hacia aquellos países que no den garantías de largo plazo y de estabilidad jurídica e institucional desaparezca.

 Mi opinión es que, como en todo los conflictos, las culpas están repartidas. La Argentina quiere pagar, pero quiere imponer el “cuánto”; los deudores quieren cobrar; el juez quiere que se haga justicia aunque sea a favor de los injustos y que el mundo sufra las consecuencias (el sistema financiero); los buitres quieren maximizar sus beneficios. La vieja consigna sigue vigente “piratas siempre los hubo”, pero mientras tengamos el pecado original mucho me temo que la Argentina del 2015 será un “palindrome” con un default más en su calendario y un nuevo gobierno, que a través de la explotación del recién aparecido yacimiento de shale gas o gas de esquisto en Vaca Muerta (lo que convertiría a Argentina entre uno de os primeros tres productores mundiales), caerá en los mismos errores a la hora de buscar financiación internacional.

Daniel Sotelsek

Crisis de demanda (España) y de oferta (Argentina)

La indispensable coordinación entre la oferta y de la demanda

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Iberoamérica hoy presenta crisis de un lado y del otro del Atlántico. Por un lado, se encuentra España, con una recesión que lleva ya más de 5 años y que no logra resolver. Por el otro, está Argentina, una economía que presenta desequilibrios macroeconómicos hace ya un tiempo, pero que recién ahora está dando señales reales de una crisis como se conocen en América Latina. En este post se comparan ambas situaciones, de características diametralmente opuestas, tanto en términos de su gestación como de las políticas implementadas. Lo interesante de la comparación es que, como suele suceder, los extremos se juntan, en este caso, dan como resultado crisis económicas.

En relación a España, la historia es más conocida: a partir de la entrada en el Euro, los países relativamente menos competitivos debían ir cerrando la brecha con los más productivos. Sin embargo, la tendencia fue la inversa. Mientras los capitales fluyeron por toda la Zona Euro esta divergencia no se reflejaba de manera clara sobre la economía real. Pero, una vez estalla la crisis,  se pone en duda la capacidad de pago y permanencia en el Euro de los países del sur de Europa, los capitales huyen hacia plazas más seguras, la recesión comienza y se hace visible las dificultades relacionadas con la productividad. La receta seguida fue básicamente neoclásica, pues se centró en políticas que han apuntado a ganar competitividad mediante la reducción de costes, es decir políticas de ofertas, sin tener presente que esos “costes reducidos” que se generaron intentando ahorrar son también menor capacidad de demanda y, por lo tanto, más recesión y desempleo. Un 27% de paro lo dice todo…..

Al otro lado del Atlántico, desde inicios del presente siglo se han encontrado con un contexto internacional muy favorable, basado en una fuerte demanda de las materias primas que estos países típicamente exportan, lo que a su vez estableció unos términos de intercambio favorables y elevados, y un relativamente sencillo y barato acceso al mercado de capitales. De esta manera, las economías han crecido fuertemente y la distribución del ingreso ha mejorado, lo que provocó una caída importante en la pobreza (aunque tanto la distribución del ingreso como la cantidad de pobres sigue siendo un tema primordial para la región). En este contexto, la mayor parte de los países lograron superávits fiscales primarios, lo que les permitió reducir el endeudamiento, a la vez que acumularon importantes cantidades de reservas internacionales. Estas medidas, junto a una política monetaria contracíclica, posibilitaron que el aumento del nivel de actividad se diera sin que se generaran presiones inflacionarias significativas.

En cambio, luego de unos primeros años en los que se podría afirmar que la política fue básicamente contracíclica, Argentina volvió a las viejas andanzas del pasado de la región e inicio una política tanto fiscal como monetaria expansiva en una fase ascendente del ciclo económico (ver post anterior). Así, la economía se recuperó rápida y vigorosamente de la crisis mundial de 2008 – 2009, creciendo a tasas cercanas al 8% en 2010 y 2011. El aumento gasto público, financiado en buena parte con emisión monetaria, y un tipo de cambio competitivo en 2009 generaron el cóctel que posibilitó el aumento en la demanda necesaria para crecer a esas tasas. Pero, luego del aumento inicial en el nivel de actividad, las presiones inflacionarias se hicieron presentes, en una economía que ya presentaba variaciones de precios que rondaban el 25%. Al mismo tiempo, buena parte del aumento en la demanda se tradujo en importaciones, lo que fue reduciendo el superávit comercial. En definitiva, fomentar la demanda a niveles que la oferta local no puede acompañar fue parte de la explicación de la crisis de balanza de pagos con alta inflación que hoy vive el país. Casi un 35% anual lo dice todo…..

En conclusión, en España las políticas para salir de la crisis se centraron en el lado de la oferta, es decir, reducir costes laborales, salarios y precios, sin notar que parte de la solución se encuentra en fomentar la demanda. En Argentina, a diferencia de España, se fomentó la demanda, pero en un momento expansivo del ciclo, lo que provocó que se creciera a un ritmo demasiado intenso como para que la oferta pudiera acompañar. Asimismo, no se realizaron esfuerzos significativos en pos de aumentar la productividad, incrementar la oferta y evitar cuellos de botella por el lado del sector energético y la infraestructura. En resumen, en el primer caso se siguió una política únicamente de oferta; en el segundo, solamente de demanda. En ambos casos el resultado fue similar: una crisis económica de difícil solución, que amenaza la estabilidad de los gobiernos y abre la posibilidad a conflictos sociales de magnitud.

No es mi intención comparar en términos de igualdad la situación de Argentina (mucho mas comprometida a estas alturas tanto en lo económico como en lo social) con España (con ciertos indicadores que parecen predecir que el temporal está pasando) pero si dejar en claro que las políticas macroeconómicas se hacen desde la política y esa matiz puede explicar porqué tanto desde una posición como de otra pueden fracasar (o en su caso ser exitosas). Al final lo que cuentan son las expectativas….

La salida seguramente también será distinta y al margen de las recetas, nuevamente veremos como la política y las instituciones (en el sentido de Rodrik) será la que determine el éxito como el fracaso de la recuperación en materia de pobreza y distribución de la renta.

Daniel Sotelsek

Una golondrina no hace verano ni primavera

golondrinas

One swallow does not make a summer or spring 

The data of affiliations to social security and unemployment shows an increase in the work force. These means that there are more job positions available and less unemployment. At least for a little while during the year. Specially because the tourism activity  due to the good weather.  Although this data is good the improvement is not  yet significant.

Una o dos golondrinas no hacen verano

Desde hace tres meses se van publicando los datos de afiliaciones a la seguridad social y los datos de desempleo. El mes de julio y el trimestre nos dejan un buen sabor de boca (65 mil y 340 mil respectivamente). Este es un período de incremento estacional del empleo. Esto significa que los puestos de trabajo crecen, y el paro baja, por el momento del año, en donde empieza a reactivarse la actividad del turismo dada la llegada del buen tiempo, comienzan varias campañas en el campo y en la construcción se inician varias obras.

Este año no fue la excepción. En mayo el empleo registrado se incrementó fuertemente, al aumentar el número de afiliados a la seguridad social en casi 135 mil personas. De esta forma, el desempleo se redujo en caso 100 mil personas. Así, para sorpresa de muchos, en 2013 se experimentó el mejor mayo a nivel del mercado de trabajo desde 1997. Como suele suceder en este mes del año, el empleo se incrementó de la mano de la hostelería, que explicó casi la mitad de la subida de las afiliaciones, mientras que la tercera parte se concentró en Baleares.

Si se toman los datos desestacionalizados, de forma de identificar qué parte de esta mejora es permanente y que parte se revertirá una vez pase el verano, la imagen es muy diferente. El empleo estable se habría elevado en 5.600 personas, lo que provocó una caída permanente en el desempleo de 300 desempleados. Asimismo, la contratación indefinida ha caído al mínimo en 16 años, dado que solo se registran 7,4 contratos indefinidos por cada 100 temporales. De este modo, si bien el dato es bueno, por ser una reversión de la tendencia, la mejora aún no es significativa.

En el mes de junio y julio la situación es similar y la tendencia es a mejorar la situación en el mercado laboral y el empleo neto creado en el verano se acerca a las 25.000 personas y por lo tanto el nivel de paro se reduciría unas decimas.

Lo más preocupante es que desde el Gobierno se utilizan estos datos del verano para confirmar que la situación ha mejorado y ve a seguir mejorando y su convencimiento que  la dirección de la política económica es la correcta. De esta forma, utilizan un dato puntual para justificar una política que ya ha provocado numerosas “malas noticias”, entre ellas que la misma tasa de paro se sitúa en el 27% de la población económicamente activa. El paso siguiente de ajuste parece ser en las pensiones, un ingreso que actualmente no solo es el responsable de la manutención de los abuelos, sino que en muchas familias se convirtió en el ingreso más importante y estable.  Esta reforma también se pide desde el FMI quién ha dicho que España saldrá de la recesión muy pronto pero para quedarse con crecimientos muy bajos hasta el 2018.

En este sentido, creo que el Gobierno para seguir dando buenas noticias tendrá que dar pasos en la dirección de las “malas noticias” para los individuos de a pié pues no hay forma de recuperar nuestra economía sino es, con base a sacrificios de los sectores mas desprotegidos (por ejemplo porqué no se explica bien quién paga la recuperación de las preferentes, o quién paga las pérdidas del FROB etc etc… –que por cierto es curioso que los medios de comunicación dicen muy poca cosa luego de la campaña publicitaria que este organismo ha lanzado en las últimas semanas y que por ser suaves podemos decir que resulta patético-).

La reforma de sistema de pensiones apunta que su monto se desligaría de la evolución del nivel de precios (IPC), para pasar a ser función de la salud de las cuentas de la Seguridad Social y de la esperanza de vida. En un momento en que el empleo se encuentra en niveles muy bajos, por lo que se resiente los ingresos de la Seguridad Social, este mecanismo no puede dar otro resultado que una caída en el poder de compra de las pensiones. Así, se toca la partida presupuestaria que faltaba, completando un combo de menor empleo, salarios más bajos, recortes en salud y educación, aumento de impuestos, etc.

En este contexto es difícil que el buen dato de empleo se consolide para pasar a ser una nueva tendencia y haber tocado finalmente fondo. Por el contrario, mientras sigan este tipo de políticas de ajuste y por tanto la demanda no crezca, los datos de empleo van a seguir empeorando. Eso sí, puntualmente, en algunos meses, habrá algún dato relativamente favorable, que podrá ser utilizado para mostrar el buen curso de la política.

En un próximo post analizaremos el tema de las pensiones tanto desde el punto de vista de la nueva propuesta como desde el punto de vista conceptual (por ejemplo ¿sabían ustedes que las reservas de la seguridad social están invertidas en bonos de España en un porcentaje muy elevado?). Por ahora nos quedamos con la misma idea, mientras España avanza a pasos muy lento, el lastre de la deuda anuncia malos tiempos y es hora de pensar que muy pronto el debate sobre el impago reaparecerá pues no parece posible que una economía sacrifique uno 3 o 4% real del PIB para pagar intereses de la deuda.

El espejismo de Dragui

 

 

El último post del blog se titulaba “Del dicho al hecho…”, refiriendo a que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, había dado a entender que compraría deuda de los países en dificultades (léase España e Italia) en el mercado secundario. De esta forma, se buscaría reducir el diferencial de tipo que pagaban respecto al bono alemán y así permitir que puedan financiarse en el mercado primario a un costo menor.

 

En efecto, tan solo las declaraciones del presidente del BCE calmaron a los mercados y permitieron que diferenciales se relajen. Pero como decíamos, del dicho al hecho hay mucho trecho, y en este caso el trecho es nada más y nada menos que pedir al mismo BCE un rescate de la economía.En nuevas declaraciones, Draghi afirmó que el BCE está obligado a tomar medidas en “circunstancias excepcionales de los mercados y los riesgos para la estabilidad financiera”. Sin embargo, no aclaró los plazos de las medidas ni el alcance de las mismas. Lo que sí precisó es que la decisión de la compra de deuda no partirá desde la institución bancaria europea, sino desde los propios gobiernos; y una vez se solicite el “salvavidas” el gobierno quedará sujeto a una condicionalidad “estricta y efectiva”. Esta condicionalidad, por si quedaba alguna duda, significa ceder a Bruselas (y Berlin) la confección de los presupuestos, de forma de asegurarse la aplicación de las medidas de ajuste.

 

Este nuevo anuncio parece ser una batalla ganada por Alemania, país que se opone a la compra de deuda por parte del BCE, alegando la necesidad de mantener la independencia del banco central (¿si el banco central tiene que ser independiente, entonces por qué se ejerce tanta presión sobre él?) y que su función principal es preservar el valor de la moneda, es decir mantener la inflación en torno al 2% anual. Como si en una situación como la actual el riesgo de inflación fuera cierto. Incluso de serlo, tampoco sería el peor problema al que se enfrentaría la economía, dada la recesión que se avecina en todo el continente y que ya está presente en varios países. Más aún, una inflación algo mayor en Alemania aliviaría los planes de ajuste de las economías del sur de Europa. Pero no, todos estos argumentos no son suficientes para convencer a Alemania en la necesidad de que el BCE actúe.Pero no todas las voces en Alemania van en la misma dirección. Peter Bofinger, asesor del gobierno alemán, considera “incomprensible que el Bundesbank se oponga a la compra de bonos”. De hecho, para sostener su afirmación hace uso de la historia y recuerda que el propio Bundesbank en 1975 “invirtió miles de millones de marcos en bonos soberanos alemanes, para reducir los intereses”, sin que ello tuviera un efecto significativo en los niveles de inflación.Por su parte, respecto al gobierno español, toda esta situación parece haber quitado una disyuntiva.

 

Ya no se puede esperar a que el BCE actúe y así evitar pedir el rescate completo de la economía. Ahora, justamente para que el BCE compre deuda, se debe pedir otro rescate. Entonces, el panorama parece más claro que nunca: España deberá pedir el rescate. En efecto, los tipos afrontados no son sostenibles. Incluso, luego de los anuncios de Draghi, el diferencial se disparó en más de 50 puntos, lo que se constituyó como la peor jornada de la era euro. Entonces, con la prima de riesgo rondando los 600 puntos básicos y el costo de la deuda por encima del 7%, y con tendencia ascendente, el gobierno no parece tener alternativa si desea permanecer en el Euro. En definitiva, las palabras de Draghi que comentábamos en el post anterior fueron tan solo un oasis en medio de un desierto, oasis que terminó siendo un espejismo. Desde este blog insistimos en la necesidad de coordinar las políticas fiscales y monetarias para propiciar una salida algo menos dolorosa de la crisis. En ese sentido, sería necesaria la acción del BCE en la compra de deuda de países en problemas. Pero, como decíamos, la política fiscal debe acompañar con estímulos a la demanda.

 

Por lo tanto, si para que intervenga el BCE es necesario un rescate que se va a traducir en más ajuste, la estrategia nuevamente no será efectiva. La situación parece ser un juego de presiones de Alemania al sur de Europa para ver cuánto aguantan y así minimizar el costo que deberá soportar para preservar el Euro. Otra opción es que los dirigentes alemanes ya tengan decidido que no desean tener una moneda común con los países del sur. En ese caso, todas estas medidas son útiles para ganar tiempo y reducir la exposición de la economía alemana a los países del sur. De esta forma, también reducen el costo, pero esta vez no de la preservación del Euro, sino de su ruptura.

 

En clave interna, los partidos políticos este verano deben estudiar el manual de cómo hacer política con rescate ya que se avecinan unos meses muy complejos donde, sin duda, las probabilidades de conflictos internos en el PP y en el PSOE son mayores, los conflictos autonómicos aumentarán por la falta de solvencia y en ese caso, es probable que  estemos como en  ITALIA (pidiendo un gobierno tecnocrático).

 

En clave externa sigue vigente la alerta de USA, qué pasará con OBAMA y por supuesto una incógnita respecto a ITALIA cuyos fundamentales de la crisis son peores que los de ESPAÑA y lo que si es seguro es que sea como sea el rescate con ITALIA , Europa tendría intervenida casi el 35% de la economía europea y eso es mucho arroz para el pollo.

DEL DICHO AL HECHO…………

Del dicho al hecho…Luego de varios días en las que la prima de riesgo de la deuda española parecía no tener techo, el diferencia con el bono alemán se relajó gracias a las palabras del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, quien afirmó que “El Banco Central está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, eso será suficiente”. Esta afirmación fue interpretada por los mercados como una inminente intervención del BCE en el mercado secundario de deuda de España e Italia, de forma de reducir los insostenibles intereses a los que estaban realizando las colocaciones.

Frente a la pregunta acerca de si este tipo de intervención es parte de las competencias del BCE, a diferencia de la semana pasada cuando negó cualquier tipo de intervención en el mercado de deuda, Draghi contestó que “En la medida en que las primas de riesgo dificulten el funcionamiento de los canales de transmisión de la política monetaria, caen bajo nuestro mandato”. ¿Por qué las primas de riesgo pueden dificultar la transmisión de la política monetaria? El problema es que todo banco central actúa sobre el tipo de interés interbancario a un día, bajo la idea de que este tipo luego se traslada a toda la curva de tipos de diferentes vencimientos. Pero los bancos centrales no tiene control directo sobre los tipos activos a los que los bancos comerciales ofrecen el dinero. Uno de los motivos de esto es que la percepción del riesgo por parte del mercado financiero puede hacer que los tipos activos se incrementen incluso frente a una reducción de los tipos de referencia del banco central.

En efecto, esto es lo que ha estado sucediendo en gran parte de la crisis en casi todas las economías. No obstante, si el BCE interviene en el mercado secundario de deuda, su demanda puede incrementar el precio de los bonos, reducir los tipos que paga y así bajar el diferencial respecto al activo considerado libre de riesgo, que en Europa es el bono alemán.Cabe aclarar que esta medida no apunta directamente a reactivar el crédito en la economía. Con una recesión como la que vive hoy España es muy difícil que las empresas y las familias quieran endeudarse. Más bien la tendencia es la inversa. Pero, como el tipo que pagan los bonos ya emitidos son siempre una referencia para hacer las ofertas por las nueva emisiones, se espera que al reducir la prima de riesgo los Estados de España y Italia sean capaces de financiarse a precio menores. Caso contrario, como decíamos en un post reciente, buena parte de la reducción de gastos producto de las medidas de consolidación no terminan disminuyendo el déficit, sino compensándose con los mayores pagos en concepto de intereses de la deuda. En definitiva, de cumplir con las expectativas, el BCE intervendrá en el mercado secundario de deuda de los países en problemas. Esto es justamente algo que se viene pidiendo desde muchos ámbitos, entre ellos este mismo blog. No obstante, aún falta confirmar la intervención, así como el momento y los montos. Una intervención tardía y/o con montos escasos no surtirá el efecto deseado y no servirá de mucho. Por lo tanto, por el momento se debe mantener la cautela y esperar a ver cómo actúa el BCE. En efecto, ya se ha comprobado en muchas ocasiones durante la presente crisis que del dicho al hecho hay mucho trecho.

Llega el verano y habrá que prepararse para una primavera caliente en lo social pues las medidas de recorte no serán fácilmente aceptadas sino hay posibilidad que la economía vuelva a la senda del crecimiento. Es hora de entender que recortes no son reformas y que la educación, la salud, la tecnología, el turismo, la energía, el sector público necesita reformas y no recortes. En lo económico la caída de la demanda de China puede dar inicio a un cambio de tendencia en el crecimiento de los países emergentes y ello puede complicar el panorama de crecimiento mundial y por último, en lo político la clave es si Obama será el único Jefe de Estado que repita a pesar de la crisis.

Las recomendaciones de Bruselas son obligaciones para España

Las recomendaciones de Bruselas son obligaciones para España

(Daniel Sotelsek y Guido Zack)

Luego del anuncio de hace dos semanas, España finalmente formalizó el pedido de rescate para las entidades bancarias el último lunes. Se había hablado mucho acerca de si el rescate iba a generar exigencias de parte de Bruselas al Estado español. Por un lado, se decía que no, dado que el dinero se iba a destinar a recapitalizar la banca y no para financiar al Estado. Pero por otro, dado que el dinero no podía dirigirse a las entidades sin pasar por el Estado, la deuda era contraída finalmente por éste, por lo que sí se comprometería a cumplir con Bruselas. El mismo día de la formalización del pedido de rescate, el vicepresidente y comisario de la Competencia de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, desterró cualquier posibilidad de interpretación al afirmar que las recomendaciones son obligaciones para países rescatados como España.

Entonces, surge la cuestión de cuáles son las políticas que Bruselas le exigirá a España. En primer lugar, todo indica que se apuntará a incrementar el IVA. Al parecer, se eliminarán los tipos reducidos (8%) y súper-reducidos (4%), para pasar a tributar todos la misma tasa, que actualmente se ubica en el 18%. Pero es posible que también se quiera aumentar la alícuota al 21%, o incluso más según algunos analistas. No es necesario realizar un argumento muy extenso para mostrar que esta medida continúa con la lógica de recortes y de hacer pagar a las clases menos pudientes el costo de la crisis. El IVA es un impuesto que, al gravar al consumo, lo pagan en mayor proporción los que ganan menos. Una persona que consume todo lo que gana, paga de IVA justamente 18% de su ingreso; mientras que quien consume la mitad, paga 9%. Además, incrementar los tipos reducidos claramente afecta más a las clases más bajas, dado que estos tipos especiales se aplicaron a productos de primera necesidad, como pan, leche, huevos, hortalizas, queso, libros, medicamentos y vivienda protegida, entre otros.

Asimismo, es probable que se continúen reduciendo los salarios de los funcionarios públicos. Esto no solo generará una disminución del consumo, afectando a todos los sectores, sino que es también una referencia para el sector privado, permitiendo la baja de las remuneraciones, deteriorando la distribución del ingreso. En pocas palabras, la recesión afectará más a los que menos tienen.

En este contexto, el ministro de economía Luis de Guindos declaró su apoyo a la cesión de soberanía de los países de la Unión Monetaria a favor de una unión fiscal y bancaria. Independientemente de la necesidad de complementar la unión monetaria con mecanismos fiscales compensadores capaces de hacer transferencias a las regiones en problemas, proponer la cesión de soberanía cuando ya se la cedió es una posición muy cómoda, es ofrecer lo que ya no se tiene a cambio de (en palabras del ministro) “más solidaridad europea”. Esta solidaridad europea se traduce, en el caso de los países con menores problemas, en pagar tipos más elevados por su deuda. En otras palabras, una unión fiscal o bien la emisión de eurobonos significaría para España, Grecia, Portugal, etc., poder financiarse a un menor interés. Pero el correlato es que otros países, con Alemania a la cabeza, se financien a un costo más elevado. Al margen de que medidas de este estilo permitirían una distribución del costo de la crisis más equitativa, dado que sería deseable  que esta distribución se diera no solo al interior de los países, sino también entre los países, es poco probable que Alemania acepte estas condiciones. Y si las acepta, será a cambio de algo…

Finalmente, resta insistir en un argumento magistralmente expuesto la semana pasada por Stiglitz en la visita que nos hizo a la Universidad Alcalá: “ninguna economía grande como España salió nunca de una recesión con medidas de austeridad”. La semana que viene tendremos la oportunidad de ver a Krugman, otro premio nobel, quien no creo que opina de forma muy diferente. En definitiva, es evidente que estamos equivocando el camino. Los mercados lo saben, por eso nos castigan. De esta manera se comprende mejor el motivo por el cual, a pesar de las medidas de ajuste, el déficit calculado hasta mayo alcanzó el 3,4% del PIB. De seguir esta tendencia, sobrepasaremos el 7%, incumpliendo nuevamente con el objetivo pactado con Bruselas. El motivo de este comportamiento no es otro que la evolución de los ingresos, que cayeron 4,6% en mismo período. Así, Bruselas exigirá nuevos recortes, el gobierno acatará y la historia volverá a repetirse, esta vez no como tragedia, sino como farsa.

De todas formas, las recomendaciones de crecimiento que vienen de todas partes, hasta de los economistas más de moda, no son fáciles de cuajar en el contexto de un espacio europeo donde los estados tiene competencias sobre muchos temas. Crecer es complejo y sobretodo es complejo crecer “bien” pues no siempre el crecimiento nos ha llevado ha buen puerto.  Creo que debemos hablar de productividad y enfocar claramente cómo pensamos aumentarla cuando se crezca, es necesario mejorar en innovación y tecnología sino será un esfuerzo en vano y vuelta a lo mismo. Y por último con este festival de ayudas tampoco olvidemos que una vez se comience a crecer aparecerá la inflación, tema que sin duda, nuevamente nos lleva a varios quebraderos de cabeza pero quién piensa en bajar la fiebre en pleno infarto….

 

Con el tema del EURO igual ya nos pasa a todos lo mismo en muy poco tiempo …

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“Si no crecemos, no pagamos”

Crezco, luego pago

La prima de riesgo se ha disparado en España en las últimas semanas. Hace unos meses, el objetivo era no superar la barrera de los 300 puntos básicos, luego fue la de 400 y el proceso se fue acelerando cada vez más hasta llegar al día de hoy, en el que el objetivo es que el bono a 10 años no supere la rentabilidad del 7%, barrera que según el imaginario financiero supone el rescate. Pero, ¿no estamos ya rescatados?

Si el rescate se limita a la banca o también incluye al sector público está generando un debate muy intenso que no parece ameritar. La diferencia no es determinante. Se supone que si únicamente la banca es rescatada, las condiciones serán impuestas solo a las entidades que reciban dinero. Pero la deuda será indefectiblemente de España, por más esfuerzos que haga el gobierno para que esto no compute así en la contabilidad nacional. Como si los mercados no tomaran en consideración esa información en su estimación del riesgo soberano, y por lo tanto en la prima, por el solo hecho de que una estrategia de contabilidad creativa lo haga “desaparecer”. Las condiciones ya son para el gobierno y para la banca, independientemente de si los fondos del rescate se destinan a financiar capital de las entidades o deuda pública. Por cierto, el gobierno no estaba tomando medidas muy distintas a las deseadas por Bruselas, incluso antes del rescate.

Entonces, tenemos una prima de riesgo de un país rescatado y está bien que así sea. La interpretación de los mercados parece correcta porque el gobierno no quiere o puede asumir la gravedad de la situación, y esto lo empeora todo. Primero que la prima de riesgo se mantenía elevada por la situación de los bancos, pero que una vez se defina el rescate iba a bajar. Una vez que se evidenció que esto no era cierto, la prima de riesgo se mantenía elevada y subía por la incertidumbre de las elecciones griegas. Éstas pasaron, ganó el partido dispuesto a permanecer en el Euro y sin embargo la prima no relaja.

Hasta que no se asuma que el diferencial lo que está midiendo son las expectativas de impago o de devaluación, y se comiencen a tomar medidas al respecto, la situación no va a mejorar. Entonces el debate debería dirigirse, no al alcance del rescate, sino a las formas de lograr un crecimiento económico. Una economía, su población, resiste cierto tiempo sin crecer y con políticas recesivas. Por lo tanto, cuanto más tiempo dure esta situación, más probable será una salida del Euro y por lo tanto una devaluación y sino salimos del euro la devaluación será por otra vía casi siempre muy dolorosa (bajada de salarios y precios)

La otra opción es retomar las políticas de estímulo. El BCE bajando a cero los tipos y comprando deuda soberana, Alemania con políticas fiscales expansivas y permitiendo la creación de Eurobonos. Pero en lo que atañe exclusivamente a España, retomando las medidas fiscales expansivas. Si la recaudación de impuestos no alcanza, y los mercados no están dispuestos a financiar este tipo de políticas, entonces habrá que postergar pagos de la deuda. Como dijo Carlos Salinas de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994, “Si no crecemos, no pagamos”. Esto, que parece una afirmación de impago, es todo lo contrario. Cuanto más tiempo se esté sin crecer, menos se podrá pagar y mayor será la quita en el futuro.

En definitiva, la prima de riesgo no va a ceder hasta que las dudas acerca de la permanencia de España en el Euro, y por lo tanto el riesgo de tipo de cambio, o bien la probabilidad de impago, no cedan. Cómo hacer para generar crecimiento económico y por lo tanto permanecer en el Euro es el debate importante, cualquier otro es solo para distraer la atención. Mientas tanto, puede haber un rescate de la banca exitoso, las elecciones griegas pueden ser lo que Bruselas esperaba, la roja puede ganar la euro y podemos ser el país con más medallas en los Juego Olímpicos. Pero la prima seguirá en los valores que reflejan el riesgo real que hoy tiene España de impagar una parte de su deuda y de verse obligado a devaluar.

ES IMPORTANATE SINO URGENTE TRASMITIR A LA SOCIEDAD QUE SE DEBE CRECER Y PARA ELLO UN SOLO ANUNCIO “AUMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD DE LOS FACTORES QUE DISPONEMOS”, otros han sembrado soja o extrajeron petróleo a España no le van esas soluciones.