Los laberintos de la economía en el Siglo XXI

Los laberintos de la Economía en el Siglo XXI

If you understand: the productivity, the imperfect information and the trilema (International Macroeconomic) may be you will understand something about the welfare but if you do not understand one of this concepts you must be sure: you will never understand how the people can be more happy.

Mejor no hablemos de política pues en éstos días da la impresión que nada funciona. El Brexit de espejismo va mutando poco a poco en realidad, España puede estar abocada a unas terceras elecciones sucesivas y, la campaña de Donald Trump no muestra signos de agotamiento . Ya veremos que ocurre.

 En este post quería recuperar tres ideas, conceptos y teorías que han cambiado la forma de entender la economía en los últimos 60 años y, que de alguna forma han superado la primera revolución teórica de J. M. Keynes. Además, estas ideas coinciden con las principales preocupaciones de la mayor parte de los agentes económicos (los gobiernos -incluidos los organismos multilaterales, las empresas, los trabajadores y los que conocemos genéricamente como “los mercados”).

 En primer lugar tenemos “la productividad”, concepto que más o menos lo define todo, pues sin “productividad” es imposible avanzar en el bienestar de la sociedad. El crecimiento económico ya no tiene sentido sin un incremento de lo que se denomina “Productividad Total de los Factores” (PTF), en tanto en cuanto los factores trabajo y capital son cada día más productivos, con los mismos insumos podemos obtener una mayor cantidad de bienes y servicios. También hay quién afirma que la distribución de la renta al final depende esencialmente de la PTF.

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 El año que viene se cumplen 60 años desde que en 1957 R. Solow (nobel de economía en 1987) escribiera un artículo denominado: TECHNICAL CHANGE AND THE AGGREGATE PRODUCTION FUNCTION donde básicamente venía a decir que no sabemos muy bien porqué hay crecimiento. O, lo que es igual hay un factor, que no es el trabajo ni el capital, que explica un porcentaje elevado del crecimiento económico. A ese factor lo denominó el “factor residual” (que de residual no tenía nada ya que algunos estudios consideraban que ese factor explicaba en algunos casos el 70% del crecimiento) o, también “la medida de nuestra ignorancia”. Durante todo este tiempo los economistas ligados a la teoría del crecimiento han tenido como objetivo fundamental inspeccionar ese residuo (igual que en la bioquímica).

 En estos años, se han encontrado muchas explicaciones que han mermado nuestra ignorancia. Por ejemplo, entender que no solo basta con contar la mano de obra, sino también su calidad (educación , experiencia, entrenamiento). O, que no basta con acumular capital, sino también analizar cuánta tecnología e innovación se incorpora en ese capital. También se ha estudiado cómo la ubicación geográfica de esos factores y su movilidad logran explicar parte del residuo. Cómo los llamados problemas institucionales (estados democráticos, violencia, corrupción, seguridad jurídica..) también explican parte de esa ignorancia.

 Pero llegados al punto en el que se ha refinado el estudio del “factor residual”, nos sigue faltando qué es lo que explica la productividad. Debemos decir que aún nuestra medida de la ignorancia sigue siendo muy elevada y, que debido a ello se han cometido muchos errores a la hora de generar políticas. Por ejemplo, aplicando políticas educativas de gasto pensando que mejoraban nuestra productividad; o, infraestructuras que ayudaban a generar externalidades para un crecimiento sano. Ciertamente, cada vez con más frecuencia, muchos bancos internacionales de desarrollo , entre ellos el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, se vuelven a plantear la misma pregunta. Y, muchos coinciden que nuestra medida de la ignorancia sigue siendo importante; y, que no sabemos muy bien qué es lo que hace aumentar la productividad, sobre todo a la hora de utilizar políticas públicas conocidas.

 La segunda cuestión tiene que ver con la “información” durante muchos años y hasta hace muy poco tiempo (aún algunos lo creen) se pensaba que en el mercado se ajustaba casi todo y, que, por lo tanto, se lograban equilibrios más o menos estables. Por desgracia, la realidad nos ha demostrado que los mercados funcionarían de esa forma si la información fuese perfecta. En 1970 (hace unos cincuenta años), un incomprendido economista G. Akerlof (por cierto cuyo director de doctorado fue R. Solow) veía como un paper “The Market for “Lemons: Quality Uncertainty and the Market Mechanism” era rechazado tres veces por prestigiosas revistas, artículo que años más tarde, en 2001, le valió un premio nobel compartido con Spence y Stiglitz y, quizás, bromas aparte, una boda con Janet Yellen (actual Chairman de la FED).

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 La idea no era demasiado sofisticada. Akerlof observó que en el mercado unas personas saben más que otras; y, a partir de esa “información asimétrica” se podían explicar demasiadas cosas que no siempre son tenidas en cuenta cuando reina la estabilidad.

 La información asimétrica, por ejemplo, es causa de que muchas veces se paguen salarios más bajos a trabajadores que son más cualificados, pero como los empleadores no lo saben, prefieren ofrecerles un salario como si todos fuesen mediocres. Una muestra de cómo se intentó resolver esta cuestión fue cuando se propuso contratar trabajadores de acuerdo a su “record” bancario. El resultado fue que quedaban fuera del mercado de trabajo gente preparada, lo cual implicaba que existía una información imperfecta. Y, ocurría una “selección adversa”.

 Un primo cercano de ésta es el “riesgo moral”. Veamos la primera derivada. Si tomas un seguro completo es posible que tengas menos cuidado con la velocidad y el riesgo de accidentes; si el gobierno ayuda a un banco porque su quiebra es un problema sistémico, corre el riesgo que el banco no se cuide como debiera. (esto nos suena…).

 La segunda derivada es “el salario de eficiencia” (Stiglitz) que implica pagar más de lo que te mereces porque con ello me evito controlar que en tus horas de trabajo no te comportes de manera inadecuada. (el trabajador lo hará mejor) y con ello evito la falta de información. Esto se puede reconocer como la teoría del “principal” (empleador) y el “agente” (trabajador) la cual ha cambiado la forma de pensar sobre la economía y, sobre todo, de la política económica. La reflexión es: “pregunte a un joven negro de Washington, con un buen récord bancario, quién encuentra el mejor trabajo”. Muchas de las políticas públicas y las regulaciones que se establecen para el buen funcionamiento de la economía se enfrentan a este problema y corren el riesgo de lograr efectos perversos si no se tiene en cuenta.

La tercera cuestión tiene que ver con el funcionamiento de la macroeconomía a nivel internacional y su famoso “trilema” o, también conocido como “la trinidad inconsistente”, término con el que fue bautizada por Krugman (nobel de Economía en 2008) y Obstfeld en 1997.

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Viene a decirnos que un país debe elegir entre: a) movilidad de capitales libres (que entren y salgan sin restricciones) y, b) gestionar el tipo de cambio (desde el gobierno –normalmente, los bancos centrales) a través del valor de la moneda nacional respecto al valor de las divisas (tipo de cambio fijo) y, c) autonomía en la política monetaria o, lo que es igual, fijar, a través del manejo de su oferta y demanda de dinero, el tipo de interés.

 Lamentablemente aunque muchos gobiernos quieren influir sobre los tres instrumentos -movilidad, tipo de cambio y tipo de interés-, solo es posible elegir dos de ellos. Si elijo un tipo de cambio y también el tipo de interés, no puedo tener movilidad de capitales. Si elijo el tipo de cambio y la movilidad, no puedo influir en el tipo de interés. Si elijo el tipo de interés y la movilidad debo dejar que el tipo de cambio fluctúe.

 Los países desarrollados normalmente han elegido la movilidad y el tipo de interés; y dejan fluctuar su moneda, pero en el caso de la zona Euro al fijar el tipo de cambio y tener movilidad se renuncia a la política monetaria.

 Este trilema viene de un modelo conocido como “Mundel – Fleming” en honor a dos economistas que intentaron en los años 60 decirnos mas o menos lo mismo. Robert Mundell, economista canadiense y premio nobel en 1999, mostró, en 1963, en su artículo “Capital Mobility and Stabilization Policy under Fixed and Flexible Exchange Rates”, la inefectividad de la política monetaria cuando hay tipos de cambios flexibles y movilidad de capitales. Y Fleming llegó a la misma conclusión.

Ambos escribieron sus respectivos artículo trabajando en el FMI, por lo que no era casual, por tanto, su preocupación sobre cómo deben actuar los países para lograr aumentar su competitividad (se entiende que lo que hay detrás es la capacidad para devaluar o bien expandir la demanda). Si bien esto influye totalmente a la hora de fijar la política económica, hay algunos estudios nuevos especialmente de H. Rey en “International Channels of Transmission of Monetary Policy and the Mundellian Trilemma” donde con base al modelo Mundell, Rey viene a decirnos que los movimientos de la FED respecto al tipo de interés influyen más allá de lo que esperamos. Y, que, por tanto, la opción de tener política monetaria independiente no parece ser del todo real. En todo caso, el trilema nos deja, al igual que los otros dos temas, un cuestionamiento muy importante a la hora de definir el bienestar de la sociedad a través de mecanismos en este caso vinculados a la competitividad externa.

 Como conclusión, podemos afirmar que la productividad, la competitividad y el funcionamiento del mercado (información simétrica) son conceptos que están presentes en nuestro día a día; pero, quizás nos somos conscientes que cuando nos dan recetas para lograr mejoras en estos objetivos, el grado de incertidumbre sobre los resultados es muy elevado. O, por decirlo de otro modo, sabemos muy poco sobre cómo ser más productivos, sobre cómo hacer para que los mercados funcionen bien y, sobre qué coste pagar para ser más competitivos.

 Carpe Diem

Daniel Sotelsek

¿Y después de las elecciones, qué?

España, Europa y Estados Unidos tienen, en poco tiempo, citas electorales que pueden ser cruciales para el futuro de sus sociedades. Estas elecciones son muy importantes, básicamente, por una razón: en muchos años es la primera vez que nos enfrentamos a populismos y nacionalismos con una probabilidad cierta de gobernar y eso, sin duda, pone de pelos de punta a mucha gente.

En este sentido, las cosas no van tan bien como nos gustaría, pero debemos ser conscientes de que tampoco van tan mal. El mundo, y en ello cuento, no solo a España, Europa y Estados Unidos, ha experimentado un tiempo muy largo de paz y prosperidad. Indicadores sociales como la mortalidad infantil o la esperanza de vida han mejorado de manera exponencial, incluso en regiones como África. La pobreza y la desigualdad son mucho menores que hace ochenta años. Nos guste o no, en Occidente, el nivel de vida de la población medido como se quiera ha ido a mejor.

Ni hablar de cómo ha mejorado la política: atrás quedaron tiranos como Hitler, Stalin y las dictaduras sangrientas del siglo XX, lo cual no implica que haya que bajar la guardia ni que las guerra “no mundiales” no nos afecten. La amenaza yihadista o países como Corea del Norte son un lastre que debemos atender.

Dicho esto, la situación económica de España ha mejorado desde el final de la crisis. El paro ha bajado y la economía crece, dos indicadores necesarios para mantener la sociedad del bienestar que los cuatro partidos mayoritarios, cada uno a su manera, propugnan. Nadie sabe a estas alturas qué pasará en las elecciones ni quién gobernará España los próximos años, pero de lo que si estamos seguros y esto me parece lo más importante es que ningún gobierno podrá hacer lo que le venga en gana. El partido o partidos que gobiernen deberán ser prudentes en sus acciones y concertar casi todas las medidas importantes que decidan tomar: la reforma de la constitución y la cuestión territorial deberá acometerse por consenso; y, no solo por una mayoría de derechas o de izquierdas. Quizás es un bueno momento para resolver tres de los grandes problemas de España: la constitución, la organización territorial y la educación; y, dejar para más adelante otras cuestiones igual de importantes para el día a día, pero que pueden esperar.

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Es curioso pero ningún partido habla de Europa en la campaña, básicamente porque quita votos. Hablar de Europa no es prudente ni popular, pero deberíamos reflexionar sobre este tema porque el futuro de la Unión Europea es otro de los grandes desafíos que enfrentamos. Casi nadie en Europa habla de Europa y su gobernanza. Qué debemos hacer para retomar la confianza en Europa: creo que la respuesta se encuentra en redefinir cuál es el objetivo de la Unión Europea. Para qué sirve a los ciudadanos más allá de mantener la paz y la concordia (cosa que no está tan mal si miramos la historia de los últimos doscientos años). Creo que es importante pensar en una Unión Europea mas reducida, al menos, en lo que se refiere a la unión política, la cual debe incluir la unión monetaria (más o menos consolidada con el euro) y la unión fiscal.

En este punto, entra de lleno la próxima votación del referéndum del Brexit sobre la permanencia o salida de la Unión Europea. A estas alturas nadie sabe tampoco que pasará, pero desde mi punto de vista, siendo coherente con lo dicho anteriormente, no pasará nada pues el Reino Unido no forma parte del proyecto europeo que tiene futuro. Si gana el “si“ se abran marchado de Europa donde nunca se integraron del todo; si gana el “nó” se quedarán en esa Europa que debe redefinirse y donde mucho me temo los ingleses no ven un futuro muy promisorio. En todo caso pienso que el “remain” se va a imponer” y el Brexit no se producirá.

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Por último, quedan las elecciones en Estados Unidos que pintan de lo más interesante (al menos hace años que no había un republicano tan populista como Trump, ni una lucha por la izquierda de la izquierda). Un país, que digan lo que digan, ha sufrido la peor crisis económica y financiera de los últimos años y ha salido adelante en tan solo cinco años, lo cual muestra que a pesar de la amenaza de las economías emergentes sigue siendo una locomotora mundial.

Por esa razón, las elecciones norteamericanas posiblemente son más relevantes para nuestro bienestar que lo que pase en España, o incluso en Europa. Con el resultado de las elecciones presidenciales americanas nos jugamos que el ámbito atlántico pierda importancia, y que los factores positivos de una globalización (con sus luces y sombras) se desvanezca. Donald Trump puede generar una política que vaya en contra de los valores que hacen de ese país el motor de la economía mundial, la integración, la tolerancia y el empuje de una clase media que ha logrado avances en productividad sin precedentes; y que lidera el conocimiento y la tecnología que nos ayuda a mejorar nuestro bienestar.

Tenemos que preguntarnos porque el populismo está avanzando. Hay que preguntarse por qué sucede y no negar la mayor. Esta pregunta tiene muchas respuestas, pero se me ocurren algunas que nos deben hacer pensar. La primera es la falta de trabajo tanto cualificado como no cualificado. El empleo ya no se crea como antes y la sociedad tendrá que dar respuesta a un mundo sin empleo y con muchos pensionistas; así será la sociedad del futuro. La segunda es que la nueva economía tecnológica es deflacionista. Todo se hace más barato, el capital en si mismo y su propiedad ya no son relevantes (incluso el discurso de la clase anticapitalista tendrá que cambiar). La lucha se dará al interior del mercado laboral, pues esa será la fuente de la desigualdad que no parece disminuir. El 1% más rico de la población ha surgido ya no del capital, sino de los elevados salarios de los ejecutivos que gestionan mega empresas que nadie controla, al menos como antes. La tercera respuesta se encuentra en el mundo de las finanzas. Los bancos comerciales y la intermediación pronto tenderán a desaparecer y el mundo interconectado suplantará a una élite financiera que ha sido la dominante en los últimos cincuenta años. El cuarto tema es el nuevo orden internacional, los países del Pacífico y los emergentes habrán logrado, antes que tarde, una importancia impensable hace unos años. Los países emergentes han pasado de representar el 36% del PIB Mundial en 2012 al 60% en 2020, mientras que la UE ha retrocedido del 30% al 15% en tan solo 40 año. Las instituciones multilaterales tendrán, por tanto, nuevos protagonistas, lo cual puede implicar que los bienes públicos internacionales se cada vez más públicos y menos occidentales.

Por todo esto, creo que lo que pase en España el 26-J no es tan relevante ni será tan grave, tanto si sigue Rajoy y su política de austeridad como si gana Iglesias y el populismo llega al poder, pues hoy más que nunca el meollo de la cuestión, nuestro bienestar futuro está en Europa y mucho más en Estados Unidos.

Hace poco me llamó la atención una frase que mencionaba el secretario de Naciones Unidas a los estudiantes en una universidad americana: “voten programas y no candidatos” y un estudiante que estaba a mi lado se preguntaba: “dónde se pueden consultar los programas” ….

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Carpe Diem

Daniel Sotelsek

España ante la encrucijada

España ante la encrucijada.

A few days away from an unprecedented political outcome, Spain faces another challenge (internal and external) that feels very similar to the one it had to face in 2008.

A solo unos días de un desenlace político inédito, España se enfrenta nuevamente a dos desafíos (interno y externo) similares a las que tuvimos que enfrentar en 2008.

En cuanto a la coyuntura interna, aparte del lio político que debo confesar ni lo entiendo ni creo que valga la pena profundizar mucho, el país tiene un nuevo desafío y es el de funcionar con un gobierno en minoría parlamentaria que sea capaz de llegar a acuerdos suficientes que garanticen la gobernabilidad.

Si los políticos, la opinión pública y la ciudadanía no entienden este nuevo escenario se hará muy difícil avanzar. La mejor muestra de que cuesta entenderlo es que las cuatro formaciones con aspiraciones de gobierno presentaron un programa electoral para el 20-D que sabían no iban a cumplir.

Pactar es ceder. Por eso, para que el electorado mejor informado pueda elegir, los partidos también deberían haber incluido en los programas el “grosor de sus líneas rojas”. De lo contrario, la alternativa que se impone es una visión asamblearia en la que en el momento en que las formaciones tienen que pactar, los partidos políticos nos dicen a los ciudadanos que consultarán a sus bases; pero se olvidan que no son las bases las que votan, sino los ciudadanos . Para muestra un botón, los militantes del PSOE -200 mil afiliados- pueden validar una propuesta de pacto que no consultarán a los 5,3 millones de sus votantes.

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En cuanto a la economía, la situación de lo que llamamos Macroeconomía está ahí, casi todos afirman que es mucho mejor y debemos entender que “sí” que la macro tiene que ver con la micro, solo es una cuestión temporal pero si la macro está bien la micro también. De lo contrario algo falla y quizás sea la propia macro pues no es de recibo pensar que la economía se divida en macro y micro sino que al final es una sola.

Un buen ejemplo es la medida del crecimiento económico y de la desigualdad. En el primer caso, si medimos el crecimiento económico a través de su evolución observamos cómo de una caída del 3,6% en 2009, la economía ha crecido al 3,4% en 2015. Pero como nos recuerda Hausman Klinger y Wagnern en un Documento de Trabajo muy interesante, hay diferencias a la hora de mirar el crecimiento: bien, a través del diagnóstico (tasas de crecimiento) bien, a través de la teoría económica (productividad total de los factores. PTF), o bien, a través de las opiniones (basado en ranking internacionales).

En este sentido, aún cuando la tasa es positiva cuando uno analiza el índice de competitividad global, la situación ya no es tan alentadora. Para dar solo un par de cifras (el índice tiene 12 pilares), en 2008 España ocupaba el lugar número 29 de este índice y hoy ocupa el 33; en algunos pilares como el institucional hemos pasado de estar en el lugar 43 al 65; y, en cuanto al ambiente macroeconómico, la situación ha ido a peor, pasando de estar en el lugar 30 al 116 . Por último, si usamos la teoría y una medida del PTF realizada por el (Banco de España) BDE entre 2002 y 2007, éste ha caído un -0,4; y, entre 2008 y 2012 ha caído -0,2; y, se espera que en el período 2013 al 2015 también tenga tasas negativas (aunque, a decir verdad, según se mire el mercado de trabajo, a veces estos datos bailan un poco).

En definitiva, España crece, pero no es competitiva internacionalmente y su productividad va en caída libre. Quizás esto puede explicar la disonancia que percibimos cuando observamos cómo vive la gente. Quizás el crecimiento se justifica por el comportamiento de las tres variables con que todo ministro de Economía sueña: una caída del precio de petróleo en una economía totalmente dependiente; una devaluación de su moneda del 20% en los últimos dos años; y, un Banco Central que está dispuesto a comprar toda la deuda a intereses bajos. Pero no nos engañemos: quizás lo que falla no es el puente entre la macro y la micro; sino que la propia economía no está tan bien.

El otro punto a debate es la desigualdad en España. La mayor parte de los ciudadanos tiene la percepción que esta crisis ha generado una situación de injusticia y desigualdad sin precedentes. Lo primero que deberíamos decir a la ciudadanía es que esta percepción no es del todo cierta. España ya figuraba antes de la crisis entre los países con mayores niveles de desigualdad de la UE, región que por cierto tiene una distribución bastante igualitaria comparada con otros países. El segundo comentario que hay que señalar es que cuando crece el ingreso (como sucedía antes de 2008), el problema de la desigualdad tiene que ver más con la estabilidad que con el tamaño. En otras palabras, que si nos va bien, solemos preocuparnos menos por la desigualdad.

Dicho esto, si es cierto que a partir de la crisis las rentas medias y bajas han sufrido un golpe importante. Y “la renta anual equivalente de la población” ha pasado en media de 17.000 € a 14.150 € entre 2009 y 2014. Pero lo mas importante de todo es que este impacto ha sido muy desigual: el primer decil de renta equivalente (10% de los más pobres) ha caído un 32,6 % durante el período de mayor ajuste 2008-2014, mientras que el décimo decil (10% mas rico) solo ha caído el 16%. O sea que cuando las cosas van mal, la distribución de los esfuerzos entre los ricos y los pobres es desigual.

La distribución de los esfuerzos es, por tanto, el meollo del asunto. El debate sobre la sobre la desigualdad debería centrarse en esta cuestión, más que en el propio indicador GINI (indicador de desigualdad). Las políticas públicas deberían orientarse a incorporar mecanismos para que una vez recuperada la economía, sean los sectores mas desfavorecidos los que reciban una recuperación mayor que los sectores más favorecidos.

Pero las cifras muestran otro dato curioso. Desde el decil 5 al 9 (una gran parte de la clase media) la caída y el esfuerzo es muy parecido al de las clases más favorecidas. Mi opinión es que, en esta primera etapa, es urgente recuperar a ese porcentaje que ha sufrido la crisis de forma mucho mas dura; y dejar para una segunda etapa, la mejora en la distribución entre toda la población. Esta elección implica que las políticas de apoyo deben ser claras y contundentes si esto es lo que se quiere, pues de lo contrario podemos caer en la tentación de recuperar a las clases medias, a costa de dejar en la cuneta a los sectores menos favorecidos.

Quizás valga la pena mencionar dos cuestiones adicionales que pueden condicionar los niveles futuros de desigualdad: una es la cuestión demográfica: el envejecimiento de la población y la precariedad laboral amenazan el mantenimiento de las futuras pensiones; y una segunda tiene que ver con la educación como vector de formación de un capital humano, que puede generar aumentos de productividad.

Respecto a la educación, cada vez hay más consenso en que lo relevante es discutir los aspectos relacionados con la calidad y no con la cobertura universal. Matiz que no siempre es bien entendido en los sectores progresistas de nuestra sociedad, puesto que la calidad es lo único que puede asegurarnos una mejor distribución de la renta en el futuro. La cobertura universal puede ser muy bien recibida, pero no asegura como hemos comprobado en los últimos 25 años mayores niveles de igualdad.

Otro tema que nos toca de cerca es la vulnerabilidad de nuestra economía frente a la amenaza de una crisis mundial, que de llegar a producirse causará estragos. La caída de las bolsas, si bien los mercados han exagerado en su reacción, auguran que algo está pasando. Las políticas monetarias no han logrado sacar adelante a las economías más desarrolladas, lo que a su vez genera problemas en el sector bancario. Este cada vez tendrá mas dificultades, tanto por el lado de una mayor regulación como, y esto es lo relevante, por la disminución de los márgenes del negocio, lo que amenaza la propia existencia del concepto bancario comercial tal cual lo conocemos hoy.

Por lo tanto, es obvio que habrá crisis del negocio bancario y en algún momento descubriremos que los bancos centrales tienen un límite. A este escenario, le sumamos que la panacea de los BRICS se ha esfumado. A excepción de la India todos los países de este grupo se encuentran en recesión y con problemas muy serios en sus estrategias de desarrollo. Al fin y al cabo pensar que las materias primas desarrollan a los países es un concepto poco realista en la historia económica.

Con este panorama no es de extrañar que en los próximos semestres asistamos a fuertes desajustes de la economía mundial, que pueden provocar serios reveses en la economía que afecten al movimiento de capitales, el comercio mundial y produzcan una ralentización del crecimiento.

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Con este escenario, vuelve a ponerse de moda el argumento del estancamiento secular, concepto puesto en circulación a fines del año 2013, por el ex Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers. La idea no es nueva, viene de los años 30 del siglo pasado cuando Hansen (1938) atribuyó las dificultades para recuperar los niveles de actividad a factores de orden estructural. Hoy muchos piensan que la situación es similar; ya que, si bien hemos salido de la crisis, entramos en un estancamiento secular que no permite a la economía aprovechar su potencial. Summers habla que la diferencia entre lo que producimos y lo que podemos producir con nuestros recursos y tecnología es del 10% y todo esto porque hay factores estructurales que no permiten igualar los ahorros con la inversión. Por el contrario hay un exceso de ahorro y una exigua inversión, los precios caerán y la demanda no se recupera. Esto no es una nueva recesión sino que estamos transitando un estancamiento que a veces se disimula con políticas públicas pero estas no han sido suficientes o pero aún han sido poco adecuadas y cada tanto la realidad aparecerá en forma de amenaza de recesión hasta que por fin seamos capaces de explotar nuestro potencial, crear demanda e invertir (el ABC de la economía)

Más pronto que tarde, el próximo gobierno de España debe definir políticas que, por un lado, incluyan respuestas a las amenazas externas, que vendrán de la mano de contagios y que afectarán básicamente a las cuentas externas y a nuestra capacidad de financiación. Y, por otro lado, a las amenazas internas ocultas bajo la superficie, lo que implica tomarse en serio que crecer no es solo tener una “tasa de crecimiento”, sino, básicamente, mejorar la productividad y la competitividad internacional. Y, mientras reparar los efectos de la crisis en las capas mas desfavorecidas, que si bien no son muchos en términos cuantitativos si lo son en términos de perjuicios. El populismo puede echar por traste esta estrategia, y las políticas conservadoras pueden ahondar en las restricciones de una convivencia social que el 20% mas pobre de la población no creo que pueda seguir soportando.

¿Qué está pasando con la carne roja y la carne procesada? y ¿Cuál es la relación entre seguridad alimentaria y estabilidad sociopolítica? – Daniel Sotelsek

What’s going on with red meat and processed meat? And what is the relationship between food security and political stability?
In this post I make my contribution to the debate aroused by the WHO’s report on processed meats and the increasing probability of theirs in causing cancer .
 
The media had sided with WHO and says that this is not good news for health. 
But there is another perspective that I wanted to address in this post. It refers to the related “food security”, the price of food and socio-political stability.

¿Qué está pasando con la carne roja y la carne procesada? y ¿Cuál es la relación entre seguridad alimentaria y estabilidad sociopolítica?

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En este post me uno al debate provocado por el informe de la OMS sobre el controvertido tema de la vinculación de la carne procesada y carne roja como una causa de cáncer en las personas. La verdad, todo sea dicho, al margen de la polémica, el debate nace a partir de la evidencia de que el consumo de carne está aumentado de manera importante en todo el mundo. Y, yo me pregunto si es esto una buena o una mala noticia.

Desde el punto de vista en cómo se ha tratado este tema en los medios parece que la opinión pública está de acuerdo con la OMS en que “no” es una buena noticia para la salud, sea cuál sea la evidencia que se esgrime (más o menos limitada). Sin excepciones, casi todos las noticias coinciden en que un consumo limitado de carnes rojas “no viene mal” para la salud. Pero hay otra perspectiva que quería tratar en este post. Se refiere a la relacionada con la de la “seguridad alimentaria”, el precio de los alimentos y la estabilidad sociopolítica.

Avanzo desde ya, que el aumento del consumo de carne desde esta perspectiva no se ve tan negativa, pues puede significar mayor seguridad y menos inestabilidad. Y, este escenario, sin duda, es una buena noticia para el mundo en su conjunto y, por lo tanto, una noticia como ésta es bienvenida para muchas naciones y millones de seres humanos, que ven en el acceso a los alimentos, un futuro menos negro desde el punto de vista de la estabilidad sociopolítica.

Desde fines de los años ochenta, el precio de los cereales y de la carne habían caído o permanecía estable como consecuencia del avance tecnológico y otros factores que hicieron aumentar la oferta por encima de la demanda. Pero los episodios de crisis económica e inestabilidad geopolítica de 2007 y 2010 y, las proyecciones hasta 2025 y 2050 auguran un incremento de precios.

Este ejercicio de prospectiva interesa a muchos investigadores que tratan de conocer las causas, y sobre todo, evaluar la conexión entre los precios de los alimentos y las crisis civiles (guerras, levantamientos armados, etc). Si analizamos el aumento de precios de los alimentos en 2008 y 2010, observamos que influyeron, al menos, cinco factores: el crecimiento de la renta y de la población mundial, el aumento de la demanda de biodiesel, los problemas climáticos, el reciente desarrollo de un mercado de materias primas –commodities- (que genera especulación) y, por último, a la ejecución de políticas que restringen el comercio.

Con relación a las políticas económicas, los políticos con capacidad de influencia se han empeñado en incentivar el aumento de una oferta, que, en los últimos años, se ha visto frenada debido a la baja productividad de la industria, a una menor tasa en las inversiones en investigación agrícola y a un aumento del precio de la energía.   Son varios los autores que han estudiado las relaciones que, de alguna forma mas o menos compleja, muestran como las demostraciones callejeras en muchos países (cerca de 70 países) y los fuertes disturbios acaecidos (21 países) entre 2006-2011 coinciden con un incremento de los precios de los alimentos y, como, cuando los precios caen, los disturbios se reducen y los conflictos civiles disminuyen. Sobre esta cuestión, Cullen, Hendrix and Henk-Jan Brinkman en Stability International Journal of Security & Development establecen evidencias causales y muestran las complejas interacciones entre seguridad alimentaria y conflictos.

También, respecto al cambio climático y sus efectos negativos en el crecimiento económico de los países encontramos abundante consenso científico sobre el tema. Además, de estos argumentos bastante conocidos sobre los problemas de la inseguridad alimentaria y su relación directa con miles y quizás millones de vidas (más importantes, sin duda, que los hábitos de consumo) me gustaría destacar un argumento que no siempre se le da la importancia debida, y, que tiene que ver con la mejora en la eficiencia a través de la reducción de la comida que se desperdicia en la cadena alimentaria y como se puede mejorar la capacidad de recuperación.

Esta pérdida de alimentos es relevante, no solo, por razones éticas y humanitarias, también porque las cifras son escandalosas, tanto en los países pobres donde la perdida se produce en la granja, el procesamiento y el transporte, como en los países ricos donde la pérdida se produce en la última etapa: en el plato de los consumidores, bien por ser muy estrictos en la eliminación de alimentos, bien porque se procesan y no se consumen.

Las cifras de desperdicio alimentario (que son bastante aproximadas) llegan al 20-30% en el caso de cereales, 40-50% en frutas, vegetales y pescado (véase las tablas abajo) y alrededor del 25% en carnes (esas mismas sobre las que la OMS alerta sobre su consumo) A nadie se le escapa que una mejora en la pérdida de alimentos (que, en principio, sería neutral desde el punto de vista de los recursos ambientales, pues básicamente, se trata de mejorar la eficiencia) redundaría, a largo plazo, en una mejora de la oferta. Lo que estabilizaría los precios y mejoraría la predictibilidad de la producción.

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Justo es en el largo plazo, donde debemos poner el foco. Pues, sin duda, factores como el cambio climático y la escasez de la cantidad y la calidad del agua se sumarán al debate. Teniendo en cuenta la pérdida por desperdicio, los precios de alimentos, como los cereales y la carne, según se estima en distintos escenarios – (IMPACT Model) – subirán de forma importante. El incremento de precios hará disminuir el consumo de calorías lo que, como efecto indeseado provocará una caída de los ingresos de los consumidores mas pobres, quienes cada vez destinarán una mayor cantidad de renta a gastarla en alimentos, con la consiguiente reducción en el nivel de vida en los países pobres; pero la mala noticia para los países ricos es que el efecto de una mayor inestabilidad se incrementará hasta límites que no son fáciles de imaginar.

En este sentido, el estudio de la OMS persigue ,sin duda, un objetivo loable –la mejora de la salud- aunque, mucho me temo que sobre el tema elegido –los alimentos en general y la carne en especial- la situación es más compleja a la hora de “definir cómo aumentará nuestro bienestar”, en relación a lo que consumimos; y, a la forma, en que lo debemos consumir. Porque, sin duda, lo que consumimos afectará a la relación entre la oferta y demanda de alimentos, y, por supuesto, a la estabilidad socioeconómica.

Carpe Diem

Daniel Sotelsek

www.danielsotelsek.com

Argentina entre la recesión, la inflación o la estanflación

 

In these days  of a chaotic situation, Argentina has been obtained Griesa contempt. What does this new situation alter the course of events?, what are the consequences?

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En estos primeros días de octubre y, en medio de una situación caótica en lo económico, la actuación de Argentina ha obtenido por parte del Juez Griesa el calificativo de desacato. ¿Qué significa esta nueva situación?, ¿cuáles son las consecuencias?.

En términos generales no significa más que eso: des-acato, no cumplir la sentencia; pero, en realidad subyace otra cuestión que tiene que ver con castigar no solo el incumplimiento de la sentencia (tema que ya hemos analizado en este blog. Es obvio que no se puede cumplir por parte de Argentina lo que dice el juez pues pasaríamos de un “default selectivo” a un “default en toda regla”) sino la insistencia del Gobierno argentino en generar procedimientos, leyes y mecanismos para no cumplirla. Quizás el próximo capítulo de esta saga tenga que ver con la multa que puede imponer el juez, pero mucho me temo que todavía esta parte del culebrón no esté maduro.

En favor de Argentina, podemos decir que la sentencia es a todas luces injusta en el tratamiento formal de los intereses que el juez acepta  como normales; y, por último que los fondos buitre al tener otros instrumentos de especulación CDS con la propia deuda no tienen ninguna ganas de negociar al menos en el corto plazo.

En contra de Argentina, lo más obvio a censurar es el comportamiento del Gobierno, donde CFK está llegando a límites insospechados como presidenta de un país (acusación de intento de matarla por parte de fuerzas ocultas de los Estados Unidos) y que, además, el ministro Kicillof sigue estropeando la posibilidad de una negociación indirecta por parte de un grupo financiero para la compra de esta deuda. Las deudas pueden ser mas o menos injustas, pero no se pueden repudiar. Lo cual no significa que se no puede plantear, en las condiciones apropiadas, un “concurso de acreedores”. Mientras Argentina no supere la posibilidad de financiarse en moneda nacional, es un poco absurdo pensar que habrá financiamiento en las condiciones que pretende la nueva legislación aprobada el 11 del 11.

Las consecuencias de todo esto se pueden ver desde dos puntos de vista: uno más general y que tiene que ver con la conciencia que poco a poco se va generando en un grupo mayoritario de países sobre la necesidad de una “regulación internacional a la hora de la reestructuración  deudas soberanas” .

El otro más concreto para la Argentina lo podemos visualizar desde tres ámbitos distintos: en el plano económico hay muchas opiniones al respecto, pero creo que este lio de Griesa agrava la evolución de los indicadores macroconómicos (producción, inflación, tipo de cambio blue, etc etc… ) pero, también es cierto que enmascara una realidad que se veía venir desde hace un tiempo. Tampoco podemos olvidar otro factor muy importante en lo relacionado con el sector exterior y es la repentina pero firme tendencia de Brasil a entrar en una recesión económica (no olvidemos que Brasil es el principal socio comercial de Argentina).

Otros, sin embargo, opinan que el efecto es tremendo y que de no llegar a un arreglo con los fondos buitres la caída del PIB para 2015 podría ser de 4,5% y la de 2014 de 3% (esto es un caída del PIB de un 6% mas de lo previsto).

En lo financiero si está más claro que a partir del 30 de julio pasado y de la declaración de desacato se han agravado los problemas de financiamiento en Argentina. El principal problema de la Argentina hoy es obtener una capacidad de financiación que le permita producir tanto para exportar como para asegurar la demanda interna. Esta restricción (que no es nueva para el país y se explicaba muy bien en los años-70 con los conocidos modelos de “dos y tres brechas“) implica que el gobierno y las empresas tiene como prioridad cuidar y encontrar dólares que permitan este financiamiento.

En este sentido, aparece el primer dilema de cómo hacer la política económica mas acertada que permita financiar la economía en una situación de default selectivo: 1) el Gobierno (digo el ministro de economía y no así Fábrega, ex presidente del BCRA) regula cada día más; y, con ello pretende reducir entre otras cuestiones las importaciones (en septiembre el dato en tasa interanual es una caída del 20%) para que no haya sangría de dólares. Pero esto provoca más recesión y desempleo. Este mayor control ayuda a no devaluar y tratar de controlar una inflación (que a estas alturas ya nadie publica y que los observadores sitúan en un 40% y subiendo). Esta política genera su propios antídotos, como son la falta de liquidación de las cosechas agrícolas hasta que el dólar tenga otra paridad y con ello genere menos impuestos al Gobierno. Lo que implica un tendencia al déficit desbordante (sobre todo porque el sistema de subsidios no permite bajar el gasto). Por otra lado, están los partidarios de un ajuste cambiario que permita mejorar la ecuación exportación-importación, mejorar la recaudación y no entrar en pánico con las reservas. Pero todo tiene un precio y el de la devaluación puede ser un aumento de la inflación que lleve a niveles inmanejables y cercanos a la hiperinflación, caída en el corto plazo de reservas internacionales y subidas de los tipos de interés, lo que también genera recesión y desempleo.

2) En segundo lugar, la consecuencia de la novela de Griesa también afecta a lo social y a lo político pues, igual que siempre, CFK ha dividido a la sociedad entre “patria y buitres” y, en mi opinión esto puede desembocar en problemas sociales muy importantes hacia finales de año cuando las consecuencias del desempleo y la inflación se dejen sentir.

Queda un año para las elecciones presidenciales. Es mucho pero que mucho tiempo en las circunstancias económicas del país. Si en enero se llega a un acuerdo es posible que el financiamiento dé una tregua para llegar a los comicios. De no ser así y de agravarse alguna otra variable como Brasil, mucho me temo que la situación será insostenible pues con caídas del 4,5% del PIB, inflación del 50%, dólar blue 100% y aumento de desempleo no hay economía ni sociedad que pueda permanecer impasible. A estas alturas casi cualquier cosa que haga el gobierno llega tarde y mal. Y, sin expectativas favorables no es posible bajo ninguna circunstancias acertar en política económica.

3) Por último qué hacer: no está muy claro los caminos que se pueden seguir. En todo caso, los economistas y responsables políticos deberían estar pensando casi en una sola cosa: como superar la restricción externa y cómo parar la inflación. Este cóctel populista nunca termina bien, pero los experimentos neoliberales ensayados en Argentina no han sido mucho mejores si tenemos en mente lo que sucedió en 2001.

Carpe Diem

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Daniel Sotelsek

El default argentino y la sátira neoyorkina.

El default argentino y la sátira neoyorquina.

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This post shows how is the reality of the Argentina default. However this situation is not easy to understand and every body, like in football, has an opinion. Due to so many opinions out there, I would like to share my point of view on a number of Argentinian sins. In a fact we can use the original version of the “original sin” to understand how Argentina and other underdeveloped countries fall “again” and “again”.

El 27 de agosto Argentina ha visto como parte de sus argumentos era avalados por algunos peces gordos, Soros poseedor de títulos de deuda argentina (bonos estatales) consideraba la posibilidad de demandar al Bank of New York porque éste había retenido el pago hecho por Argentina. De ese modo, la sentencia del juez Griesa podría originar una serie de demandas en cascada (Kill Bass del FMI y Hayman Capital opinaban lo mismo) contra el Bank of New York, lo cual sin duda no era ni mucho menos la intención del juez. Pero todo hay que decirlo, Soros no hace esto solo por convencimiento moral sino básicamente porque tiene un 3,5% del capital de YPF, cuyo principal accionista es el Gobierno y del que es acreedor en tanto que tenedor de bonos. Así que, con razón o sin ella, Soros debe pensar que, para seguir siendo socio debe aceptar al menos que: “mi socio ha tenido buena fe y ha cumplido”.

La historia de este “default selectivo” o “Griesafault” (bonito nombre para la hemeroteca) es, sin duda, muy controvertida porque depende de quién escribe el libreto. Como si de un partido de futbol jaleado por hinchas se tratara, cada uno ha elegido a un equipo y no atiende a razones: los que están a favor de Argentina (llámese Stiglitz) creen que se está cometiendo una injusticia muy grande pues un país está cumpliendo con sus compromisos y unos especuladores tratan que esto ocurra pero con sangre, sudor y lágrimas. Por otra parte, están los partidarios del juez Griesa y de la estabilidad del sistema financiero apoyando lo que llaman la legalidad internacional y el mantenimiento del sistema -como Eichengreen- que argumentan que si no se paga, todo puede irse al garete. Sin embargo, a mi me parece una historia muy ejemplarizante (lamentos aparte) para enumerar una serie de pecados que deberíamos tener presentes para futuros episodios de deuda, de ajustes, de democraduras, de prepotencia, de regulación financiera, etc, etc..

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Me voy a limitar por tanto, a describir estos pecados ya que la historia es mas que conocida

El primer pecado es contar la historia de la deuda como si esto no fuese con los argentinos ni con su gobierno. El origen es el que es: un país ha emitido deuda en moneda extranjera (por eso, también había aceptado la legalidad internacional y nacional de otro país). Y, algunos individuos, sociedades y gobiernos prestaron ese dinero comprando bonos. Todos ellos se supone que recibían unos réditos acorde con el riesgo pues no conozco a nadie que preste sin medir los riesgos, y, para ello no hay cobertura más sencilla como pedir mas rentabilidad. Que esto sucediese antes de la llegada del presidente Kirchner al poder no exime, ni siquiera debería ser argumento, para descalificar a los acreedores. Si se hizo un mal uso de estos recursos, si las condiciones no fueron las adecuadas es un problema de la Argentina. Por ello, debemos admitir que la deuda es legal y que tenía sus riesgos.

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El segundo pecado es pensar que un gobierno que reestructura su deuda o, simplemente entra en impago, comete una falta no solo legal sino también ética. La base del capitalismo se estructura en, al menos, tres pilares: uno de los cuales es la posibilidad de quiebra. Sin ello hubiera sido muy difícil que el capitalismo llegara hasta donde llegó (lo digo en sentido positivo, por ejemplo midiendo la renta per cápita y el crecimiento a nivel mundial). Por ello, las moratorias soberanas son eventos tan comunes como las quiebras empresariales. Es la aceptación de que no se puede pagar lo que se debe y un país lo valora a través del sacrificio que debería hacer. En ese sentido, Argentina había acumulado en 2001 una deuda interna muy grande en materia de pobreza, estabilidad y desempleo. Por ello, la reestructuración de la deuda Argentina en 2005 y en 2010 trataba de decir a los acreedores que solo podían pagar un porcentaje de la deuda y que harían todo el esfuerzo para ello si las condiciones ayudaban. El 92,3% creyó que este compromiso fungía como buen argumento y aceptaron el canje de deuda esperando que Argentina cumpliría su promesa; el 7,7,% encontró mercados secundarios mas amigables en los que deshacer posiciones y vender los bonos a los así llamados “fondos buitres”.

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El tercer pecado fue pensar que si no se paga al 7,7% y si al 92,3% Argentina entra en impago y su prestigio internacional caería en picado. El 7,7% y, más concretamente, el reclamo del 1% ante la justicia es de fondos eminentemente especulativos, que si les va mal a nadie le importará un bledo. Por ello, el problema de la sentencia del juez Griesa no es que cobren los fondos buitres, sino que no cobren los acreedores que ya confiaron en los argumentos de esa misma reestructuración. No tengo ninguna duda de que todos los esfuerzos del Gobierno y de la banca internacional van en esa dirección; y, por eso, es casi seguro que alguien pagará indirectamente la deuda al 7,7% para salvar al resto. Porque esto es lo único que importa y porque plantearse pagar la deuda a todos al precio ajustado a los buitres es imposible.

El cuarto pecado es el sistema legal. Este parece dar la razón al juez Griesa. Al fin y al cabo, los bonos se negociaron al amparo de esa jurisdicción y por ello es razonable pensar en que se cumplan las sentencias; pero como en todo proceso judicial cada uno busca las soluciones que parecen mas adecuadas. Argentina está buscando la suya y la verdad es que no parece muy difícil si pensamos en encontrar escenarios donde poder pagar la deuda a los acreedores que estén fuera del alcance de Griesa.

Lamentablemente, el sistema legal no esta preparado para este tipo de casos, como no lo estaba cuando se derramó el petróleo en las costas de Alaska y los jueces dijeron que las indemnizaciones a los daños suponían una cantidad ridícula por lo irreparable de los mismos. En este caso, el juez tampoco ha estado preparado para dictar una sentencia de consecuencias tan irreparables. La primera falla es pensar que un deudor ofrece intereses muy altos porque es posible y haya un riesgo de no pagar. Y, un juez considere estos intereses razonables y dicte una sentencia que condene al deudor a pagar si o, si; pero, con intereses que incluyen el riesgo de no pago. (Tampoco es tan difícil el argumento, al menos para una sentencia que disminuya los intereses reclamados).

El quinto y último pecado es que no hay que creerse las propias mentiras. Cuando el ministro del gobierno argentino ha explicado ante la prensa los resultados de la negociación con los fondos buitres -que se ha llevado a instancias del juez Griesa- en un momento ha llegado a decir que Argentina era un país más creíble que otros porque el ratio de deuda/PIB era el mas bajo de los últimos 25 años y que era la envidia de la mayor parte del mundo desarrollado. Si bien en términos nominales es cierto; lo real es que Argentina no tiene deuda por dos motivos principales (ninguno de los cuales son motivo de orgullo): uno, porque desde el año 2001 el grifo está cerrado y, dos, porque se ha reestructurado la deuda y la quita ha sido muy importante (en promedio mas de un 65%).

Son mucho más los pecados que podría enumerar, pero quería incidir en estos que se resumen en el llamado “pecado original” que en su día enunciaron Eichengreen y Hausmann sobre la imposibilidad que tienen los países subdesarrollados de endeudarse en su propia moneda ya que, si esto fuera posible ningún de los pecados anteriores se hubieran cometido.

Nadie repudia su propia deuda, el impago no se produce porque se puede emitir y vía inflación desaparece la deuda real. A todos se les paga por igual porque no es necesario hablar con ninguna de las partes. La legislación es nacional, así que nadie podría reducir la deuda nominal a golpe de reestructuración.

El día que el sistema de finanzas internacionales condicione, casi obligue, a los inversores financieros a que las deudas que se adquieran deben ser en la propia moneda nacional y que la ley debe de ser la del propio país tendremos algo más de tranquilidad. Menos jueces estrellas, menos especuladores, pero cuidado es posible que la financiación hacia aquellos países que no den garantías de largo plazo y de estabilidad jurídica e institucional desaparezca.

 Mi opinión es que, como en todo los conflictos, las culpas están repartidas. La Argentina quiere pagar, pero quiere imponer el “cuánto”; los deudores quieren cobrar; el juez quiere que se haga justicia aunque sea a favor de los injustos y que el mundo sufra las consecuencias (el sistema financiero); los buitres quieren maximizar sus beneficios. La vieja consigna sigue vigente “piratas siempre los hubo”, pero mientras tengamos el pecado original mucho me temo que la Argentina del 2015 será un “palindrome” con un default más en su calendario y un nuevo gobierno, que a través de la explotación del recién aparecido yacimiento de shale gas o gas de esquisto en Vaca Muerta (lo que convertiría a Argentina entre uno de os primeros tres productores mundiales), caerá en los mismos errores a la hora de buscar financiación internacional.

Daniel Sotelsek

No llores por mi Argentina

Argentina ha entrado nuevamente en el ciclo de impacto que estamos acostumbrados, el Rodrigazo en los 70´, la  hiperinflación en los 80´, el tequila en los 90´, el corrallito en el 00’. Y, por supuesto, todos esperan el próximo capítulo en el 14. El recorrido expuesto es una síntesis imperfecta porque se podría triplicar esta lista donde siempre se ha terminado… con fuga de cerebros y de capitales. Las cifras están, de nuevo, marcando ese camino, la inflación alta, el peronismo dividido en cuatro facciones, el dólar blue por las nubes, mayor nivel de pobreza neto (descontando las subvenciones directas a la población), pérdida de peso en América Latina (el PIB p/c es menor que el de Colombia) y un largo etcera. Con estos datos en mente, en este post me gustaría hacer una reflexión sobre un par de temas con los que tropecé esta semana en la red y que tienen algo en común:  Argentina a punto de sentarse a terapia de nuevo. Uno de los artículos que encontré reza lo siguiente: “Debido a la situación económica del país, cada vez son menos los argentinos que eligen este país para vivir”. La sobrecualificación de los puestos de trabajo, la calidad de vida que disminuye progresivamente y el descontento con las políticas del Gobierno son, entre otras, algunas de las realidades actuales que generan en los argentinos la necesidad de emigrar en busca de un mejor futuro. Cada vez son más los argentinos que dejan el país y, menos los extranjeros que eligen este destino para vivir. Esto hace que poco a poco la riqueza humana del país vaya disminuyendo. Muchos de los argentinos que toman la decisión de probar mejor suerte en el exterior están dispuestos a desempeñar cualquier tipo de trabajo. Si las circunstancias lo ameritan, teniendo o no un elevado grado de instrucción, no tienen reparo en ejercer de camareros si se puede cobrar 20$ por hora trabajada (para muchos el destino elegido es Australia). En Argentina, por el mismo trabajo, puedes aspirar a 20 pesos el día trabajado, salario con el que no se sobrevive. Sigue otro de los artículos “…en otros países tu dinero vale y tu vida vale, en Argentina no.” Muchos afirman que, mes a mes, se hace más palpable el deterioro de la calidad de vida, lo estancado de la producción nacional y el detrimento de la economía, que sólo se sostiene con la aportación de la enorme plantilla del Estado, que crece desorbitadamente. Por otra parte, hay también quienes defienden las acciones del gobierno de Kirchner y que irónicamente admiran la “idiosincrasia argentina”. Por su parte, la presidenta del Gobierno afirmó, recientemente y de manera reiterativa en todos los medios de comunicación, que el país no caerá nuevamente en “default” señalando que el pago de la deuda ya se había realizado; y, que “alguien bloquea y evita que el pago llegue a terceros”. Aprovechó, además, la ocasión para comentar que el actual gobierno está pagando la deuda que contrajeron  otros, aludiendo claramente al corralito de años anteriores. Por último, destacó la necesidad de incentivar el consumo interno y no generar “mala onda” a la compra de bienes pues impacta negativamente en la economía y termina siendo una profecía autocumplida. Teniendo en mente este panorama, Argentina, al igual que muchos países de bajo nivel de desarrollo, se encuentra nuevamente con el problema de la fuga de cerebros que implica una pérdida de talento joven; y asiste a una fuga financiera que implica una pérdida de oportunidades de inversión. ¿Será el destino que no ceja en su intento de quebrar países como Argentina? Pero no parece fácil. No llores por ti sino por ellos, Argentina. mafalda_nada

 

Daniel Sotelsek

¿Reforma impositiva o patada hacia delante?

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¿Reforma impositiva o patada hacia delante?

This past friday among so many news and political changes, the Prime Minister´s cabinet has disclosed the so called “tax reform” (truthfully the economic crisis has brought thousands of problems but one of them is that the goverment refers to any change as a “reform”) that in my opinon is not more than a slight “ricardian equivalence” adjustment wich does not affect the core taxation of our country.

The tax reform has consisted on reducing personal income taxes (which was increased), lowering corporation taxes (also increased in the previous reform), mantaining the indirect taxes and VAT.

Esta semana ha sido algo movidita, lo primero nuestra selección de fútbol no ha tenido la fortuna necesaria para pasar la primera ronda del mundial y como siempre pasa: “todo tiempo pasado fue mejor” aunque en este caso, si de agradecimientos por los servicios prestados se trata; a la “Roja” le debemos haber elevado nuestro estandarte a lo más alto y por más tiempo que ninguna otra selección. Lo segundo tiene que ver con el cambio de nuestro Jefe de Estado, la abdicación de un rey y la proclamación de otro, en medio de una tranquilidad institucional y un “cierto” fervor popular que  veremos si mejora con el tiempo. En este caso, desear suerte a nuestra ” monarquía parlamentaria” para que consolide un país en libertad y prosperidad para todos los españoles y de ser posible llevar el estandarte a lo más alto.

Por último, este viernes y casi pasando desapercibido en medio de tantas noticias y cambios, el Consejo de Ministros pone en marcha la “denominada reforma fiscal” ( la verdad es que la crisis trae muchos problemas pero uno de ellos es que se llama reforma casi a cualquier cosa) que a mi entender no es más que un pequeño ajuste de“equivalencia ricardiana”  que no afecta  el núcleo impositivo de la nación y en todo caso se queda en lo de siempre: reajustes poco profundos

La reforma ha consistido básicamente en bajar el IRPF (que había subido), en bajar los impuestos a sociedades (que había subido) , no tocar lo impuestos indirectos, ni hablar del IVA, algunos retoques menores y algo que no se ha dicho mucho que es  comenzar una campaña de publicidad para reducir los niveles de fraude fiscal (que no creo tenga mayor efecto que el de generar negocio de publicidad del Estado como anunciante en los medios de comunicación).

Sin entrar a valorar los cambios y las medidas específicas que se explican con detalle en muchos sitios en la Red,  me interesa hacer una reflexión sobre lo que veo, leo y escucho respecto a si esta reforma debería hacerse de esta u otra manera, si hay que cambiar la base tributaria, si……… En fin, algo parecido a la discusión que tuvimos con la “Roja” y con la “monarquía parlamentaria”.

Y esas valoraciones sobre nuestros sistema de impuestos  casi siempre consideran tres objetivos muy diversos: a) político (consiste en obtener la mayor rentabilidad en términos de votos), b) equidad (significa mejorar a través de los impuestos los niveles de desigualdad que tenemos y que, por cierto, va en aumento en los últimos cinco años), c) eficiencia u objetivo económico-financiero (consiste en obtener la máxima recaudación de ingresos, mejorar las cuentas públicas, financiar el gasto etc… sin menoscabar los cimientos de los fundamentos económicos). Y dicho así,  cada uno critica las reformas impositivas según estos tres elementos.

Lo  que sucede y  deberíamos aclararnos todos (incluido el Gobierno) es que en política económica no siempre se pueden cumplir todos los objetivos y que muchas veces toca renunciar a uno de ellos: el mejor ejemplo que los economistas y los políticos entienden rápidamente tienen que ver con el “trilema” del tipo de cambio: uno puede querer que el tipo de cambio sea flexible, querer controlar el tipo de interés y querer que exista libre movilidad de capitales pero todos sabemos que sólo es posible cumplir con dos de esos objetivos a la vez y, que siempre debemos renunciar al menos a uno de ellos.

En las cuestiones impositivas pasa algo similar, el trilema que se plantea es que no se puede hacer una reforma que coseche votos especialmente de las clases medias (la más numerosa), que disminuya la desigualdad social y, que se resuelva el problema de la financiación pública: si uno relaja y disminuye el impuesto de la renta es posible que coseche votos, pues es un factor que afecta, según el nivel de ingresos, casi a todos los ciudadanos; es posible que la bajada no incremente la desigualdad, pero dudo mucho que mejore la financiación del Estado (aún en los términos de las propuestas liberales relacionadas con la idea de la curva de Laffer).

En cambio cuando se habla del IVA la situación es distinta, al ser un impuesto que no se paga en función de la renta sus objetivos son claros: mejora la recaudación y, en su caso, puede ayudar a disminuir la desigualdad si se aplica a generar bienes públicos que se demandan por las personas de menos rentas; pero, sin duda lo que es claro es que no cosecha votos. Ahora imaginemos una situación donde el IVA de productos de lujo pasara al 28%. ¿Seguiríamos pensando que esto no cosecha votos?, ¿No sería algo que mejora la igualdad?. Pero, sin duda, también sabemos que esto no mejora la situación del déficit dado el volumen real de ingresos.

Cuando uno analiza lo que pasa en España está claro que hasta ahora el objetivo no ha sido otro que recaudar y no perder votos; por ello la igualdad ha sido la perjudicada y, ahora que estamos saliendo (por decir algo ya que  el 100% de deuda, el 7% de déficit y el 26% de paro no dan para mucho) parece que el Gobierno ha decidió utilizar los impuestos para cosechar votos y, creo que para mejorar en algo la igualdad; pero la recaudación no va a mejorar. Si el Gobierno yerra en sus previsiones, en muy poco tiempo veremos recortes por el lado del gasto (mejorar los ingresos a costa de mayor desigualdad) o, como yo estimo, veremos una subida del IVA o de otros impuestos indirectos que nos dejaran como antes. Eso sí, es posible que ya hayan pasado las elecciones municipales.

En todo caso, pensar que el trilema impositivo es de fácil solución es muy ingenuo. Al final las cifras de votos, los índices de desigualdad y las tasas de déficit son las que son. Por ello, es hora de quitar ciertos tabúes respecto a los impuestos directos o indirectos como síntomas de mayor o menor desigualdad. Una discriminación del IVA por productos según la franja de consumidores que lo consumen puede ser mucho mas justo desde el punto de vista de la desigualdad que cambiar el IRPF en una misma proporción a todos los tramos. Y, así ejemplos como este nos sobran pues de lo que se trata es de elegir ALGUNO/S DE LOS OBJETIVOS A LA HORA DE MODIFICAR LOS IMPUESTOS Y TENER LA PLENA SEGURIDAD QUE NINGÚN CAMBIO O REFORMA PUEDE CUBRIR TODOS LOS OBJETIVOS A LA VEZ.

Daniel Sotelsek

Crisis de demanda (España) y de oferta (Argentina)

La indispensable coordinación entre la oferta y de la demanda

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Iberoamérica hoy presenta crisis de un lado y del otro del Atlántico. Por un lado, se encuentra España, con una recesión que lleva ya más de 5 años y que no logra resolver. Por el otro, está Argentina, una economía que presenta desequilibrios macroeconómicos hace ya un tiempo, pero que recién ahora está dando señales reales de una crisis como se conocen en América Latina. En este post se comparan ambas situaciones, de características diametralmente opuestas, tanto en términos de su gestación como de las políticas implementadas. Lo interesante de la comparación es que, como suele suceder, los extremos se juntan, en este caso, dan como resultado crisis económicas.

En relación a España, la historia es más conocida: a partir de la entrada en el Euro, los países relativamente menos competitivos debían ir cerrando la brecha con los más productivos. Sin embargo, la tendencia fue la inversa. Mientras los capitales fluyeron por toda la Zona Euro esta divergencia no se reflejaba de manera clara sobre la economía real. Pero, una vez estalla la crisis,  se pone en duda la capacidad de pago y permanencia en el Euro de los países del sur de Europa, los capitales huyen hacia plazas más seguras, la recesión comienza y se hace visible las dificultades relacionadas con la productividad. La receta seguida fue básicamente neoclásica, pues se centró en políticas que han apuntado a ganar competitividad mediante la reducción de costes, es decir políticas de ofertas, sin tener presente que esos “costes reducidos” que se generaron intentando ahorrar son también menor capacidad de demanda y, por lo tanto, más recesión y desempleo. Un 27% de paro lo dice todo…..

Al otro lado del Atlántico, desde inicios del presente siglo se han encontrado con un contexto internacional muy favorable, basado en una fuerte demanda de las materias primas que estos países típicamente exportan, lo que a su vez estableció unos términos de intercambio favorables y elevados, y un relativamente sencillo y barato acceso al mercado de capitales. De esta manera, las economías han crecido fuertemente y la distribución del ingreso ha mejorado, lo que provocó una caída importante en la pobreza (aunque tanto la distribución del ingreso como la cantidad de pobres sigue siendo un tema primordial para la región). En este contexto, la mayor parte de los países lograron superávits fiscales primarios, lo que les permitió reducir el endeudamiento, a la vez que acumularon importantes cantidades de reservas internacionales. Estas medidas, junto a una política monetaria contracíclica, posibilitaron que el aumento del nivel de actividad se diera sin que se generaran presiones inflacionarias significativas.

En cambio, luego de unos primeros años en los que se podría afirmar que la política fue básicamente contracíclica, Argentina volvió a las viejas andanzas del pasado de la región e inicio una política tanto fiscal como monetaria expansiva en una fase ascendente del ciclo económico (ver post anterior). Así, la economía se recuperó rápida y vigorosamente de la crisis mundial de 2008 – 2009, creciendo a tasas cercanas al 8% en 2010 y 2011. El aumento gasto público, financiado en buena parte con emisión monetaria, y un tipo de cambio competitivo en 2009 generaron el cóctel que posibilitó el aumento en la demanda necesaria para crecer a esas tasas. Pero, luego del aumento inicial en el nivel de actividad, las presiones inflacionarias se hicieron presentes, en una economía que ya presentaba variaciones de precios que rondaban el 25%. Al mismo tiempo, buena parte del aumento en la demanda se tradujo en importaciones, lo que fue reduciendo el superávit comercial. En definitiva, fomentar la demanda a niveles que la oferta local no puede acompañar fue parte de la explicación de la crisis de balanza de pagos con alta inflación que hoy vive el país. Casi un 35% anual lo dice todo…..

En conclusión, en España las políticas para salir de la crisis se centraron en el lado de la oferta, es decir, reducir costes laborales, salarios y precios, sin notar que parte de la solución se encuentra en fomentar la demanda. En Argentina, a diferencia de España, se fomentó la demanda, pero en un momento expansivo del ciclo, lo que provocó que se creciera a un ritmo demasiado intenso como para que la oferta pudiera acompañar. Asimismo, no se realizaron esfuerzos significativos en pos de aumentar la productividad, incrementar la oferta y evitar cuellos de botella por el lado del sector energético y la infraestructura. En resumen, en el primer caso se siguió una política únicamente de oferta; en el segundo, solamente de demanda. En ambos casos el resultado fue similar: una crisis económica de difícil solución, que amenaza la estabilidad de los gobiernos y abre la posibilidad a conflictos sociales de magnitud.

No es mi intención comparar en términos de igualdad la situación de Argentina (mucho mas comprometida a estas alturas tanto en lo económico como en lo social) con España (con ciertos indicadores que parecen predecir que el temporal está pasando) pero si dejar en claro que las políticas macroeconómicas se hacen desde la política y esa matiz puede explicar porqué tanto desde una posición como de otra pueden fracasar (o en su caso ser exitosas). Al final lo que cuentan son las expectativas….

La salida seguramente también será distinta y al margen de las recetas, nuevamente veremos como la política y las instituciones (en el sentido de Rodrik) será la que determine el éxito como el fracaso de la recuperación en materia de pobreza y distribución de la renta.

Daniel Sotelsek

Los cambios en el mundo de la Energía (“shale gas”)

The Change in The World of Energy “Shale Gas”

Something is changing in the world of energy: The revolution of the “shale gas”. Energy is the base of any economic activity in any sector and the base of any environmental impact produced. Also, it establishes the main concern when considering the future safety and well-being of the population.

Algo está cambiando en el mundo de la Energía: la revolución del “shale gas”. La energía es la base de la actividad económica en cualquier sector y por ende también es la base de los impactos ambientales que se producen. A su vez constituye una de las principales preocupaciones a la hora de estimar que pasará en el futuro con el bienestar y la seguridad de los ciudadanos.

En un post anterior insistimos que son muchas las transformaciones y cambios que están sucediendo como para pensar en los mismos términos a la hora del análisis económico: vimos como los trabajadores a pesar de estar mejor (la tarta crece) cada vez reciben una menor proporción de los beneficios, la pobreza disminuye pero la distribución de la renta no mejora. Luego insistimos en la transformación de China y decíamos que si el 25% de casi todo cambia , el todo también tiene que cambiar. Todo esto implica que la economía no sólo sufre transformaciones cuantitativas sino fundamentalmente cualitativas.

En este post me quería centrar en una de esas transformaciones que considero esenciales a la hora de considerar el  análisis económico: la cuestión de la energía y la revolución del “shale gas” (gas de esquisto).

En1974 se crea la Agencia Internacional de la Energía  con el objetivo de analizar los desajustes causados tanto en materia económica como de seguridad con los shocks del petróleo y en lo posible prever el futuro para dar mas estabilidad al sistema económico mundial. Ahora ha llegado el momento: hay dos elementos sustanciales que van a cambiar el mundo de la energía y con ello van a cambiar también las cuestiones de seguridad estratégica, las relaciones de comercio, la competitividad etc etc, en los próximos 25 años.

El primer hecho relevante es que el mundo seguirá consumiendo combustibles fósiles solo que no lo hará en la misma proporción a la hora de las fuentes. La producción de generación de electricidad se ha multiplicado por 3,5 veces desde 1973 y en 2011 el cambio mas importante es que el porcentaje de petróleo ha caído 6 veces (24,6% a 4,8%) mientras que el gas casi se ha duplicado (12 a 21 %) y la energía nuclear se ha multiplicado por tres (3,3% a 11,7%). Por otra parte, en la tabla se muestra que la demanda de energía es muy diferente: en 1973 el 60% del consumo era de la OCDE (países desarrollados), en 2035 será sólo 30% y coincidirá con la demanda de China,  India y el Medio Este.

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Esto implica que tanto en materia económica como de seguridad y estabilidad debemos pensar ya no tanto en el petróleo como en el gas y no tanto en occidente como en oriente.

Teniendo en cuenta que el 75% de le energía en 2035 seguirá con base a combustibles fósiles, la primera cuestión a considerar es la siguiente: cómo hacer compatible las cuestiones ambientales con una necesidad de crecimiento económico concentrado en Asia que necesitamos todos. Quizás una primera respuesta será la de avanzar en la producción de la llamada revolución del “shale” gas que en términos de emisiones de SO2 tiene un ahorro importante aunque sin duda hay externalidades ambientales a tener en cuenta.

Por otra parte, las fuentes de energía renovables serán del 18% en 2035 con un coste muy significativo en términos de subsidios (algunos datos apuntan a 3 billones de dólares para alcanzar este porcentaje).

Otra cuestión relevante a la hora de analizar la economía es que la dependencia energética está cambiando y cambiará de manera considerable con la revolución del “shale gas” y también del “shale oil”. En el caso de EEUU la producción de gas y petróleo no convencional hace que de ser un país dependiente de la producción de petróleo básicamente del Medio Este (-18%) pasa a ser un país independiente y con superávit en 2035 (5%) y que China, India, Japón, Corea y la UE aumenten su dependencia de las importaciones netas de petróleo y gas tal como muestra en el siguiente cuadro.

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En el caso de EEUU pensemos que actualmente cerca del 60% del déficit comercial está relacionado con  las importaciones de energía: ¿qué pasará cuando esto cambie?, ¿qué pasará cuando aumente el déficit en los países dependientes?. También se puede pensar que en un futuro cercano la industria, especialmente química, se verá favorecida por un gas mas barato y esto cambia las reglas de juego de la competitividad con las industrias europeas y especialmente japonesas que tiene un gran desafío en materia energética.

Otra implicación geopolítica de la revolución del “shale” es de carácter estratégico, actualmente los países del golfo exportan cerca de 50% de la producción a Asia, en 2035 será el 90% y las exportaciones a Estado Unidos serán nulas (hay que tener en cuenta que los países del golfo poseen muchas refinería en EEUU y por ese motivo las importaciones podrían continuar). Todo esto hará que la estrategia del medio oriente no sea la misma para Estados Unidos. ¿Quién protegerá el estrecho de Ormuz?, ¿ Quién será el promotor del proceso de paz en medio oriente?, preguntas que sin duda tendrán una respuesta distinta en la medida que EEUU alcance por primera vez en su historia reciente la independencia energética.

Por otra parte,  la estrategia de estabilidad de la Agencia Internacional será distinta: los 1,6 billones de barriles de petróleo en stock alcanzan para 24 meses si el bloqueo es de 4 millones de barriles diarios pero si Ormuz se bloquea la situación para Asia es insostenible y mas teniendo en cuenta que China e India no pertenecen a la Agencia (no están obligados a realizar stock de seguridad conjuntos) y que EEUU tiene menos incentivos para seguir manteniendo su stock.

En cuanto a las infraestructuras, países como China se están preparando y de una manera acelerada construyendo mas oleoductos y gaseoductos pero también mayor cantidad de armamentos para proteger los pasos estratégicos.

La revolución del shale tiene otra arista significativa que mejora su argumento y es que mientras el gas convencional lo producían básicamente pocos países, el gas no convencional es mucho mas diversificado además de tener precios muy bajos y menor impacto ambiental en términos de emisiones.

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En síntesis, cuando queremos identificar a los ganadores y perdedores de la revolución del shale en términos de crecimiento relativo la respuesta parece  obvia: mientras que EEUU es un claro ganador, los perdedores son los países que dependen del gas y el petróleo convencional como es el caso de Rusia y Oriente próximo.

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Si la revolución del “shale” se expande al sector del transporte aparece la segunda cara de esta nueva economía de la energía. Quizás en esta nueva edad dorada del gas se incremente las cuestiones ambientales pero los márgenes de los precios son muy buenos para incentivar mejoras en las emisiones. Junto a esto, sin duda países como Japón de alta dependencia apuestan por desarrollos tecnológicos como el Methane Hydrate Development Program (Japón), la superconectividad en las redes o la oferta de energía Hidrogen que secuestra el carbono y genera energía limpia. Todo dependerá del precio de la calidad ambiental (impuestos ambientales) y de la adaptación de las tecnologías al nuevo entorno económico.

También es importante recordar que la independencia de EEUU no solo se debe a la revolución del “shale” sino también a la mejora en la eficiencia en el consumo: el transporte es un buen ejemplo con unas reducciones de consumo y de emisiones cercanas al 77% para el año 2035.

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Hay muchos mas temas como la electrificación, las tecnologías , el desarrollo de tecnologías limpias etc etc pero quería poner la atención en este punto que a mi modo de ver ayudará a cambiar la forma de entender las relaciones económicas internacionales en los próximos años.

NOTA: por supuesto que detrás de la revolución del “shale gas” se encuentran muchas críticas ambientales que tienen sustentos empíricos muy importantes y que hemos dejado de lado por razones de espacio porque sin duda el “fracking”,  “el uso del agua”, etc… debe ser parte de nuestra atención y estudio. Pero también hay avances que pemiten albergar algunas esperanzas como el uso del propio gas para al fracking en reemplazo de agua…

A continuación un mapa de la ubicación del shale gas y del proceso de fracking. También adjuntamos la referencia a un artículo algo más crítico sobre este tema.

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American industry and fracking
Capitalists, not just greens, are now questioning how significant the benefits of shale gas and oil will be for America. The new sceptics are missing the big picture

NEW YORK

IN A new book, “The Frackers”, Gregory Zuckerman says of the late George Mitchell, a pioneer of the technique of hydraulic fracturing to tap “unconventional” reserves of oil and gas, that “his impact eventually might even approach that of Henry Ford and Alexander Graham Bell.” Yet of late doubters have been making themselves heard too. In October Peter Voser said that one of his biggest regrets as boss of Shell is the $24 billion his firm has invested in North America’s shale beds. This summer, the firm took a big writedown on this investment and slashed its production targets. Also last month BHP Billiton, which spent around $20 billion in 2011 in a bet on shale, said it would auction half of its oil and gas acreage in Texas and New Mexico.