Crisis de demanda (España) y de oferta (Argentina)

La indispensable coordinación entre la oferta y de la demanda

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Iberoamérica hoy presenta crisis de un lado y del otro del Atlántico. Por un lado, se encuentra España, con una recesión que lleva ya más de 5 años y que no logra resolver. Por el otro, está Argentina, una economía que presenta desequilibrios macroeconómicos hace ya un tiempo, pero que recién ahora está dando señales reales de una crisis como se conocen en América Latina. En este post se comparan ambas situaciones, de características diametralmente opuestas, tanto en términos de su gestación como de las políticas implementadas. Lo interesante de la comparación es que, como suele suceder, los extremos se juntan, en este caso, dan como resultado crisis económicas.

En relación a España, la historia es más conocida: a partir de la entrada en el Euro, los países relativamente menos competitivos debían ir cerrando la brecha con los más productivos. Sin embargo, la tendencia fue la inversa. Mientras los capitales fluyeron por toda la Zona Euro esta divergencia no se reflejaba de manera clara sobre la economía real. Pero, una vez estalla la crisis,  se pone en duda la capacidad de pago y permanencia en el Euro de los países del sur de Europa, los capitales huyen hacia plazas más seguras, la recesión comienza y se hace visible las dificultades relacionadas con la productividad. La receta seguida fue básicamente neoclásica, pues se centró en políticas que han apuntado a ganar competitividad mediante la reducción de costes, es decir políticas de ofertas, sin tener presente que esos “costes reducidos” que se generaron intentando ahorrar son también menor capacidad de demanda y, por lo tanto, más recesión y desempleo. Un 27% de paro lo dice todo…..

Al otro lado del Atlántico, desde inicios del presente siglo se han encontrado con un contexto internacional muy favorable, basado en una fuerte demanda de las materias primas que estos países típicamente exportan, lo que a su vez estableció unos términos de intercambio favorables y elevados, y un relativamente sencillo y barato acceso al mercado de capitales. De esta manera, las economías han crecido fuertemente y la distribución del ingreso ha mejorado, lo que provocó una caída importante en la pobreza (aunque tanto la distribución del ingreso como la cantidad de pobres sigue siendo un tema primordial para la región). En este contexto, la mayor parte de los países lograron superávits fiscales primarios, lo que les permitió reducir el endeudamiento, a la vez que acumularon importantes cantidades de reservas internacionales. Estas medidas, junto a una política monetaria contracíclica, posibilitaron que el aumento del nivel de actividad se diera sin que se generaran presiones inflacionarias significativas.

En cambio, luego de unos primeros años en los que se podría afirmar que la política fue básicamente contracíclica, Argentina volvió a las viejas andanzas del pasado de la región e inicio una política tanto fiscal como monetaria expansiva en una fase ascendente del ciclo económico (ver post anterior). Así, la economía se recuperó rápida y vigorosamente de la crisis mundial de 2008 – 2009, creciendo a tasas cercanas al 8% en 2010 y 2011. El aumento gasto público, financiado en buena parte con emisión monetaria, y un tipo de cambio competitivo en 2009 generaron el cóctel que posibilitó el aumento en la demanda necesaria para crecer a esas tasas. Pero, luego del aumento inicial en el nivel de actividad, las presiones inflacionarias se hicieron presentes, en una economía que ya presentaba variaciones de precios que rondaban el 25%. Al mismo tiempo, buena parte del aumento en la demanda se tradujo en importaciones, lo que fue reduciendo el superávit comercial. En definitiva, fomentar la demanda a niveles que la oferta local no puede acompañar fue parte de la explicación de la crisis de balanza de pagos con alta inflación que hoy vive el país. Casi un 35% anual lo dice todo…..

En conclusión, en España las políticas para salir de la crisis se centraron en el lado de la oferta, es decir, reducir costes laborales, salarios y precios, sin notar que parte de la solución se encuentra en fomentar la demanda. En Argentina, a diferencia de España, se fomentó la demanda, pero en un momento expansivo del ciclo, lo que provocó que se creciera a un ritmo demasiado intenso como para que la oferta pudiera acompañar. Asimismo, no se realizaron esfuerzos significativos en pos de aumentar la productividad, incrementar la oferta y evitar cuellos de botella por el lado del sector energético y la infraestructura. En resumen, en el primer caso se siguió una política únicamente de oferta; en el segundo, solamente de demanda. En ambos casos el resultado fue similar: una crisis económica de difícil solución, que amenaza la estabilidad de los gobiernos y abre la posibilidad a conflictos sociales de magnitud.

No es mi intención comparar en términos de igualdad la situación de Argentina (mucho mas comprometida a estas alturas tanto en lo económico como en lo social) con España (con ciertos indicadores que parecen predecir que el temporal está pasando) pero si dejar en claro que las políticas macroeconómicas se hacen desde la política y esa matiz puede explicar porqué tanto desde una posición como de otra pueden fracasar (o en su caso ser exitosas). Al final lo que cuentan son las expectativas….

La salida seguramente también será distinta y al margen de las recetas, nuevamente veremos como la política y las instituciones (en el sentido de Rodrik) será la que determine el éxito como el fracaso de la recuperación en materia de pobreza y distribución de la renta.

Daniel Sotelsek