La Tragedia Griega Toca su fin

After a few months away, I´m back with a post of a major topic as far as macroeconomic policy is concerned. The endless Greek tragedy. And why is it endless? Basically for three reasons.

The first reason to analyze is the longevity of the crises, almost five years over the edge.  Secondly, we need to understand the importance of  streamlining  the decision-making  process and try to remove the eternal bureaucracy that it involves.
Last but not least, delve into a deeper topic, which refers to the voluntary choice of the member countries of the European union at the time of transferring the monetary sovereignty.
In my opinion this process needs to end. Based on the classic idea of the tragedy , when the end is known , the tragedy is consummated . And I think that we all know which is the end for Greece : a default on its debt , whatever the stated context is. 

A mi vuelta con el blog depués de un receso, recurro al tema de mayor actualidad en lo que a política macroeconómica se refiere. La interminable tragedia griega”. Y, es tragedia y es interminable básicamente por tres razones.

La primera, porqué un país como Grecia no se merece estar tanto tiempo (casi cinco años) al borde del abismo. Desde el primer rescate financiero, su gente está sufriendo sin saber para qué, ni para cuándo se prevé el final. El segundo motivo es porque la tragedia griega ha puesto de manifiesto la pesada maquinaria europea de toma de decisiones, que se enreda en consultas y reuniones del Consejo Europeo hasta tal punto que es casi imposible seguir los acontecimientos de forma ordenada.  Este laberinto decisional implica un riesgo que va más allá del propio problema griego y que se adentra en las tripas de una Unión que tiene todas las papeletas para fracasar en su visión de alcanzar una Unión cada vez más estrecha, que lleve quizás a los Estados Unidos de Europa.

La tercera cuestión tiene que ver con un tema más de fondo, que se refiere a la elección voluntaria de los países miembros a la hora de ceder su soberanía monetaria. Hasta ahora los ejemplos eran casi insignificantes como Ecuador o Panamá, pero el Euro ha demostrado que el concepto de “las áreas monetarias óptimas” no era tan antiguo y, que asimilar un sistema de cambio “super fijo” tiene entre sus riesgos la incertidumbre del “coste de salida” que nadie conoce; pero que, a tenor, de los últimos acontecimientos  no son temas despreciables. A Merkel y a Hollande ya se les nota preocupados.

Mi opinión es que este proceso toca a su fin. Y, me baso en la idea clásica de la tragedia. Cuando se conoce  el final,  la tragedia está consumada; y, en este caso me parece que todos sabemos cuál es el final, al menos para Grecia: un impago de su deuda sea cuál sea el decorado de este último acto y, sea cuál sea el tiempo de representación en la dilatada negociación europea.

Veamos rápidamente los números para situarnos: Grecia tiene una deuda de unos 315 mil millones , un PIB de unos 200 mil millones, un crecimiento entre 0% y 1% y unos intereses que, en promedio (esto cada vez es más difícil de calcular dada la variedad de mecanismos que se usaron para refinanciar en los últimos años) pueden oscilar entre un 3% y 4%. Para pagar los intereses necesita, aproximadamente, un 5% o 6% de su PIB. Si sigue creciendo a este ritmo y, en teoría, cumple con el rango de déficit/superávit primario de 0%  a 1% (lo cual implica menos necesidad de financiamiento) no hay solución posible.

Para muestra un botón, los vencimientos del 2015 representan un 12% del PIB aproximadamente.

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Para pagar su deuda necesita que estos números cuadren de alguna forma razonable:

a) Incrementar el crecimiento (recordemos que es una economía con un 26% de sus recursos laborales en paro) a tasas cercanas al 6% sostenido en el tiempo. Este escenario queda descartado como solución en el corto plazo. Más aun conseguir que sea vía inversión y por cuenta externa más que de consumo, lo que implica aún mas sacrificios para la población.

b) Superávit primario del orden del 6% para poder hacer frente a los intereses lo que se logra subiendo impuestos (sin que la actividad no se deprima) a una sociedad que no tiene una estructura institucional consolidada; o, bajando los gastos del Estado (la pregunta es por dónde se puede comenzar, sin que esto signifique un adelanto de las elecciones y vuelta a comenzar). Este escenario también queda descartado en el corto plazo.

c) Que la deuda deje de ser una preocupación para la política económica. Y, esto se logra o bien “reestructurando la deuda” (en cualquier forma: quita, plazos perpetuos, intereses cercanos a cero etc etc). O bien, “dejando el euro y pasando a una moneda nacional” que se pueda devaluar (con el coste que supone un corralito: fuga de divisas y cierre de los mercados) a costa de hacer un default o impago preventivo.

Como se puede observar la tragedia está consumada y el final va depender, no tanto de los griegos sino de los acreedores, que a estas alturas ya valoran el coste de salida del euro, o bien asumiendo el impago, como es obvio, o bien perdonando las deudas,  lo cual implica un antecedente desconocido en la UE.

A estas alturas, la UE, el BCE y el FMI actúan como los verdaderos protagonistas de la tragedia, asumiendo que el camino de las reformas llevarán a Grecia a una salida ordenada de su problemática. Pero todos saben que este camino reformista solo supone ganar tiempo, pues no hay nadie que se atreva a decir que subiendo el IVA se recaudará lo suficiente; o, que bajando las pensiones, el gobierno podrá aguantar. Este camino no se puede hacer desde el euro, sino desde una devaluación nominal que permita una primer sinceramiento de la economía. Parece obvio, pero hemos olvidado que la moneda representa dos cuestiones fundamentales: la riqueza de un país, y la confianza de generar más riqueza y pagar las deudas. Así que en este escenario, Grecia debería tener una moneda mas devaluada, sin lugar a dudas.

Esta reflexión no es gratuita en la práctica. El default te saca de los mercados un tiempo mas o menos largo, los capitales huyen. En realidad, la fuga de capitales no es algo nuevo. En abril se fueron del sistema bancario griego 5.000 mil millones de euros y el BCE tiene prestado 80.700 millones en líneas de emergencia, que se garantizan con letras griegas de corto plazo. Europa repudiará esta acción en función de los efectos colaterales que produzca la salida del euro; y, por otra parte en Grecia el fenómeno de la inflación generado por una posible devaluación distorsionará una salida ordenada.

Algunos opinan (entre ellos Klaus Scmidt-Hebbel) que esta conclusión es buena para el mundo, pues se pone en tela de juicio la entrega de la soberanía monetaria a una Unión política sin haber acordado la entrega de soberanía en política fiscal. Así se pone en evidencia que la corrupción del sistema político es mucho más costosa: en inestabilidad política y en subdesarrollo económico. Situaciones como ésta piden a gritos reformas de libro que no funcionan como se esperan y, por último, se hace más evidente el riesgo de la aparición de los populismos.

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La segunda razón que mencionamos es que lo que suceda a estas alturas y con dos rescates a cuestas y un tercero en camino,  supone que la UE ya no puede echar órdagos a nadie. Los comunicados europeos sobre la tragedia griega ya no se toman en serio en los mercados. Las discusiones en el seno de Europa (tanto de los líderes de los gobiernos como del Eurogrupo –incluido por cierto el FMI- parecen una discusión de patio de vecinos, donde se aspira no ya a una solución para Grecia y los acreedores, sino a disimular actitudes que no resten votos en las circunscripciones nacionales. No es serio que varios millones de griegos se levanten con la incertidumbre de cobrar o no sus pensiones porque una línea del memorándum de Yanis Varufakis incluye una coma en un sitio inadecuado. Ya es hora de tomar de decisiones y decir si los que pierden son los acreedores o son los griegos. La incertidumbre no es un buen consejo en economía y esta tragedia dura cinco años, con lo cual el daño mayor ya está hecho. Pase lo que pase a Grecia nadie le devolverá su bienestar y Europa quedará en el lugar que se merece: “no sabe no contesta”. Los argumentos del “moral hazard” y del “me too” (para ver estos argumentos un excelente artículo de Pablo Gerchunoff y Llach) cada día tienen menos relevancia porque la realidad se impone. Grecia está en quiebra y, también pesan los argumentos políticos. Si Grecia se salva, quien gana políticamente es la izquierda más radical y este factor puede ayudar a que en otros países las ideologías populistas avancen. Pero nuevamente la realidad política puede superarnos y si hay quiebra, es posible que los radicalismos de uno u otro signo salgan todavía más fortalecidos.

Por último, hagamos una breve referencia al proyecto del euro,  que está en tela de juicio con Grecia. Puede iniciarse un efecto dominó que afecte a otros países, cuyo nivel de endeudamiento y déficit público tampoco son viables si tienen que pagar sus deudas en solitario sin la ayuda Europea. En este sentido, si Europa quiere una moneda común, al menos, tendrá que tener una política fiscal común (esto implica renunciar a la soberanía fiscal) y poder emitir eurobonos, porque éstas dos últimas cuestiones son la base de una moneda común). Es la única salida para restablecer la confianza en el sistema y generar expectativas favorables de que las deudas se pagan. En definitiva, supone tener un banco central que puede emitir moneda en la misma denominación que los compromisos que se adquieren. No se puede echar balones fuera durante tanto tiempo porque donde no hay confianza, no hay expectativas. Y, donde no hay expectativas favorables, no puede haber una moneda común. Esto es cierto con Grecia dentro del Euro, o fuera del Euro.

El final dependerá de muchos factores y los resultados sobre los costes y beneficios de salvar o no a Grecia; y, de qué Grecia se quede o no en el  Euro están en su fase decisiva. Pero esto no obvia, que la tragedia griega ya toca a su fin.  Las expectativas se han desvanecido y la incertidumbre campa por doquier.

Daniel Sotelsek

Una golondrina no hace verano

One swallow does not make a summer.

Most of the times this month shows an increase in the work force. These means that there are more job positions available and less unemployment. At least for a little while during the year. Specially because the tourism activity restarts due to the good weather and several campaings in the outdoors begin and there are also a lot of projects under construction.

La semana pasada se publicaron los datos de afiliaciones a la seguridad social de mayo. Este mes es siempre un período de incremento estacional del empleo. Esto significa que los puestos de trabajo crecen, y el paro baja, por el momento del año, en donde empieza a reactivarse la actividad del turismo dada la llegada del buen tiempo, comienzan varias campañas en el campo y en la construcción se inician varias obras.

Este año no fue la excepción. En mayo el empleo registrado se incrementó fuertemente, al aumentar el número de afiliados a la seguridad social en casi 135 mil personas. De esta forma, el desempleo se redujo en caso 100 mil personas. Así, para sorpresa de muchos, en 2013 se experimentó el mejor mayo a nivel del mercado de trabajo desde 1997. Como suele suceder en este mes del año, el empleo se incrementó de la mano de la hostelería, que explicó casi la mitad de la subida de las afiliaciones, mientras que la tercera parte se concentró en Baleares.

Si se toman los datos desestacionalizados, de forma de identificar qué parte de esta mejora es permanente y que parte se revertirá una vez pase el verano, la imagen es muy diferente. El empleo estable se habría elevado en 5.600 personas, lo que provocó una caída permanente en el desempleo de 300 desempleados. Asimismo, la contratación indefinida ha caído al mínimo en 16 años, dado que solo se registran 7,4 contratos indefinidos por cada 100 temporales. De este modo, si bien el dato es bueno, por ser una reversión de la tendencia, la mejora aún no es significativa.

Lo más preocupante es que desde el Gobierno se utilizó a este dato relativamente para anunciar su convencimiento acerca de la dirección de la política económica. De esta forma, utilizan un dato puntual para justificar una política que ya ha provocado numerosas “malas noticias”, entre ellas que la misma tasa de paro se sitúa en el 27% de la población económicamente activa. El paso siguiente de ajuste parece ser en las pensiones, un ingreso que actualmente no solo es el responsable de la manutención de los abuelos, sino que en muchas familias se convirtió en el ingreso más importante y estable.

La reforma de sistema de pensiones apunta que su monto se desligaría de la evolución del nivel de precios (IPC), para pasar a ser función de la salud de las cuentas de la Seguridad Social y de la esperanza de vida. En un momento en que el empleo se encuentra en niveles muy bajos, por lo que se resientes los ingresos de la Seguridad Social, este mecanismo no puede dar otro resultado que una caída en el poder de compra de las pensiones. Así, se toca la partida presupuestaria que faltaba, completando un combo de menor empleo, salarios más bajos, recortes en salud y educación, aumento de impuestos, etc.

En este contexto es difícil que el buen dato de empleo de mayo se consolide para pasar a ser una nueva tendencia y haber tocado finalmente fondo. Por el contrario, mientras sigan este tipo de políticas de ajuste y por tanto la demanda no crezca, los datos de empleo van a seguir empeorando. Eso sí, puntualmente, en algunos meses, habrá algún dato relativamente favorable, que podrá ser utilizado para mostrar el buen curso de la política.

En un próximo post analizaremos el tema de las pensiones tanto desde el punto de vista de la nueva propuesta como desde el punto de vista conceptual (por ejemplo ¿sabían ustedes que las reservas de la seguridad social están invertidas en bonos de España en un porcentaje muy elevado?). Por ahora nos quedamos con la misma idea, mientras España avanza a pasos muy lento, el lastre de la deuda anuncia malos tiempos y es hora de pensar que muy pronto el debate sobre el impago reaparecerá.

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Repasando temas de “Deuda Pública y Privada”….

Reviewing issues of “public and private debt” ….

Today we are going to continue this section talking about the debt in Spain. I think this issue previously required an explanation on some basic concepts, for later understand some questions that we ask ourselves day by day.

Hoy continuamos esta sección con un tema como el de la Deuda en España. Me parece que este tema requiere una explicación sobre algunos conceptos para entender algunas preguntas que nos hacemos todos los días….

¿Cuán endeudados estamos realmente?

Continuando con el nuevo bloque “repasando temas de economía”, en esta oportunidad vamos a tratar un tema en muy boga últimamente: la deuda soberana. ¿Cuándo un país se encuentra muy endeudado?

Todos los días aparecen noticias en los diarios y en la televisión acerca del enorme esfuerzo que debe hacer España para enfrentar los pagos de su deuda externa y las dudas acerca de su capacidad de pago. Una primera mirada a un simple gráfico hará que todas estas cuestiones, que ya tan arraigadas las tenemos, resulten al menos llamativas. Como se puede ver en el gráfico siguiente, España es de los países desarrollados menos endeudados. Entonces, ¿por qué se duda de nuestra capacidad de pago y no de la de Japón, país que lidera la lista, o de Estados Unidos o Alemania, quienes tienen en endeudamiento en términos del PIB mayor a España?

Deuda bruta del gobierno general

% PIB

Fuente: International Monetary Fund, World Economic Outlook Database, October 2012

En primer lugar, una aclaración. El indicador que observamos no es el endeudamiento en términos monetarios, sino en términos del producto bruto interno anual (PIB), es decir de todo lo que produce una economía en el lapso de un año. Esto es así porque justamente una parte de esa producción será, indirectamente, la destinada al pago de la deuda. El camino es el siguiente: el Estado recauda impuestos sobre una gran diversidad de bases imponibles (el consumo, las ganancias, etc.). Estas bases imponibles están estrechamente relacionadas con la producción. Entonces, una deuda en términos absolutos no nos dice nada acerca de la capacidad de pago. Por ejemplo, la deuda nominal de Estados Unidos sería por magnitud impagable para cualquier otro país. Del mismo modo, la deuda de Grecia, para muchos impagable por dicho país, sería insignificante para otros países, entre ellos España. Entonces, se toma la deuda en relación del PIB, para dar cuenta de la capacidad de pago de la economía.

Hecha esta aclaración, queda por contestar la pregunta principal de este post. Si España está entre los países menos endeudados en términos del PIB dentro de los países desarrollados, entonces ¿por qué se duda tanto de nuestra capacidad de pago?

En primer, una obstáculo es que al no tener Banco Central propio, España no posee la capacidad de emisión de la moneda en la que está denominada su deuda. En otras palabras, si un país está endeudado en una moneda cuya emisión tiene potestad, entonces ante cualquier dificultad para recaudar lo necesario para hacer frente a los pagos de la deuda, siempre queda la opción de emitir dinero. Si bien muchos economistas advierten acerca del riesgo inflacionario, entre otros, de esta práctica, muchos otros la desestiman o la toman como un mal menor, mientras que en la realidad es lo que hacen muchos países, entre ellos Estados Unidos. Pero España no tiene la potestad autónoma de emitir Euros, por lo que para pagar su deuda solo le queda la opción de recaudar impuestos. Perder la capacidad de emisión es perder la capacidad de hacer política monetaria

Luego, también se deben tener en consideración los plazos de vencimiento de esa deuda. Un país puede tener un porcentaje de deuda sobre PIB muy bajo, por ejemplo 25% como Australia, pero que toda esa deuda deba ser pagada en un mismo año. Si no se hacen los ahorros necesarios en los años previos, pagar en un solo año el equivalente a la cuarta parte de la producción anual de una economía es prácticamente imposible. Por lo tanto, ese país de seguro caería en default. Por el contrario, una país con un cociente de endeudamiento elevado, por ejemplo más del 100% del PIB como Estados Unidos, puede tener plazos de vencimientos muy a largo plazo, por lo que puede tener tiempo para generar el ahorro para el pago, o incluso para que la economía crezca y ese porcentaje se reduzca por el simple hecho del aumento del PIB. Como vemos en el siguiente gráfico, el 9% de la deuda española tiene un vencimiento menor a un año, es decir que España debe pagar o renegociar más del 6% del PIB en deuda en los próximos 12 meses.

Deuda española por vencimiento

% del total

Fuente: Eurostat

Esto abre otro campo de discusión. Si hay confianza en la capacidad de pago del país, muchas veces no importa tanto qué porcentaje de la deuda vence en el corto plazo, porque se da por sentado que la mayor parte de ese monto se renegociará. Pero si no hay tanta confianza en la solvencia del país, entonces muchos inversores no aceptarán renegociar la deuda y solicitarán el cobro en efectivo. En ese caso, sí importa que el país cuente con los recursos líquidos necesarios. Esta confianza, en parte, es la que lleva a que para países como Alemania, Reino Unido o Estados Unidos, con porcentajes de deuda mayores a los de España, no se ponga en duda en con tanta insistencia su capacidad de pago.

Por último, pero no por ello menos importante, se debe tener en cuenta el interés que paga la deuda contraída. Por mayores que sean los plazos del capital de las deuda, los intereses se suelen pagar todos los años. Un país que tenga una deuda con vencimiento a largo plazo, pero cuyos intereses sean muy elevados, puede presentar problemas de solvencia por la dificultad de hacer frente, ya no al principal de la deuda, sino a los intereses. España, los últimos años, ha venido sufriendo subas cada vez más importante en los intereses que debe ofrecer para colocar deuda. Básicamente, esto es la famosa “prima de riesgo”. Que la prima esté en 450 puntos básicos, significa que España está pagando por su deuda 4,5 puntos porcentuales más que Alemania.

En definitiva, las dudas acerca de la solvencia de España no radican tanto en su nivel de deuda en relación el PIB, sino más bien en su vencimiento, y más aún debido al elevado interés que se paga. Se debe tener en cuenta que la hiperinflación alemana de posguerra se produjo principalmente por los elevados costos que los aliados le impusieron, los cuales representaban el 8% del PIB anual. España, con una deuda del 70% del PIB (y creciendo), 9% de la cual se debe hacer frente en los próximos 12 meses (es decir, más del 6% del PIB) y un interés que alcanza casi al 6% anual (es decir, otro 4% del PIB, totalizando un 10%), se enfrenta a un calendario de pagos muy exigente. Para ello, deberá renegociar buena parte de la deuda, pero para ello se le exige cada vez más intereses, lo que a su vez agrava el problema.

Un elemento adicional es el incremento de la deuda que se genera porque no somos capaces de tener más ingresos que gastos en el Estado:  eso que se llama déficit del sector público es la cifra que debemos sumar a nuestra deuda: por ejemplo si este año el déficit del estado es del 6%, hay que agregar para el año 2013 ese incremento del endeudamiento que a su vez genera intereses. Si sumamos esto a la cifra anterior del 10%, España tiene un esfuerzo teórico de 16% (si el déficit no se coloca a largo plazo) tema que sin duda pone en tela de juicio nuestra solvencia

Parte de la solución está en manos del Banco Central Europeo, y sus posibles compras de deuda soberana. Pero ya avisaron que para eso España tiene que pedir el rescate completo, lo que posiblemente terminará haciendo pues necesita como agua de mayo que al menos bajen los intereses.

Otro tema que es necesario explicar sobre la deuda es que debemos dividir la administración central (de la que estábamos hablando) y las comunidades autónomas. Son éstas últimas las que han aumentado de manera considerable su endeudamiento en 2011: un 17% más y ya representa un 13,1% del PIB de España. Desde 2008 la deuda de las comunidades se ha incrementado un 130%. La suma de ambas es la “Deuda Pública”

Por último hay que aclarar que la deuda pública (de la administración y de las comunidades) no es lo mismo que la deuda privada. En la gráfica se puede ver desde el año 1994 y hasta 2011 como ha evolucionado la deuda pública y privada. Esta última representa el 200% del PIB en 2008 y ha crecido al 10% anual desde el año 2001, lo cual significa que el sector privado que ha empujado el crecimiento lo ha hecho a través del crédito. Desde 2009 el sector privado ha ido disminuyendo suavemente su deuda o sea ahorrando más. Ese es el motivo por el cual muchos afirman que no es posible que en una economía ahorren todos: sector público y sector privado sino el despegue no es posible, a menos que vengan nuevos inversores de fuera.

Lo importante es destacar que el endeudamiento global de España ha llegado a ser en 2011 cercano al 270% cifra que sin duda genera una llamada de alerta.

PD: para analizar y comparar la deuda privada de los países puede consultarse:

http://data.worldbank.org/indicator/FS.AST.PRVT.GD.ZS/countries/1W?display=default

Como el tango: fumando espero

Estaba esperando mas noticias sobre el rescate pero pasan los días y las semanas y  los meses y las decisiones se hacen esperar. En este sentido, voy a romper una lanza en favor del Presidente Rajoy.

Creo que él y todos saben que el rescate debe llegar pero como todas las malas noticias y, más cuando son dramáticas, uno trata de esperar todo lo que se pueda. ¿Porqué tanta espera?, ¿Porqué no hacerlo ya mismo si es algo positivo?, ¿ Porqué no explicar a la población que junto al rescate financiero esto es el principio de una nueva y mejor etapa?.

Todas estas preguntas no son fáciles de responder sobretodo porque conllevan una carga valorativa muy importante pero hay algunas cuestiones mas o menos objetivas que creo si pueden explicar parta de una posible respuesta a estas preguntas.

Un rescate o como se quiera llamar implica que hay un reconocimiento de que si las cosas siguen sin ayuda no hay solución para cumplir los compromisos: Esto es:  si nuestros socios de la UE o del BCE  no nos compran nuestra deudas a los acreedores y nos piden menos intereses para pagar debemos  aceptar que nuestra deuda no es posible pagarla y esto por dos razones: una que durante varios años más la tenemos que aumentar porque tenemos déficit (gastamos mas de lo que ingresamos y por ello salimos a pedir prestado) y segundo porque con intereses altos ni siquiera tenemos recursos para pagarlos por lo que nuevamente  la deuda aumenta.

En segundo lugar, un rescate nos pone automáticamente en la lista de países dudosos. Al fin y al cabo es una situación de quiebra que se salva a última hora porque alguien que nos tiene confianza nos ayuda pero el resto del mundo sin duda pierde la confianza hasta tanto vea que empezamos a pagar los intereses y amortizar algo del capital.

En tercer lugar y estoy seguro que se explicará  de forma mas suave.  Quién preste esa cantidad de dinero tiene unas normas técnicas y de riesgo que no incluyen todo el cuento de política, de equidad, de solidaridad etc… Los que prestan solo quieren saber una cosa: cuáles son las condiciones necesarias para que ese dinero se devuelva y una vez se fijan esas condiciones las van a imponer. Esto significa sin duda que las condiciones deben incluir medidas no solo de austeridad  sino de crecimiento y de ayuda al aparato productivo para que en el mediano plazo se obtengan las divisas necesarias para honrar los compromisos. Pero creen ustedes que pagar a nuestros pensionistas y actualizar sus pensiones es invertir en productividad para los que nos prestan el dinero: la respuesta es no y por ello no tengan ninguna duda que el rescate al final ajustará salarios y pensiones y tratará de asignar todos los recursos (que son bastante pocos) a las actividades que pueden ayudar a crecer sin importar los costes en que se incurra desde el punto de vista social.

Un cuarto punto tiene que ver con la gestión del sistema financiero y su rescate parcial. Llevamos 3 meses con este tema y el Ministro Guindo ahora dice que lo que era malo ahora es bueno y por lo tanto el “banco malo” ahora es algo bueno. En realidad, esto viene a confirmar  lo que decíamos: si alguien nos presta el dinero se asegura de que se devuelva y si se  le presta dinero a los bancos en forma de capital trataré de que ese banco sea rentable en el mediano plazo para que pueda devolver: cómo se hace. En primer lugar quitando todos aquellos activos de dudoso cobro comprándolo a un menor precio, pero no hay problema porque la diferencia la recibe el banco en forma de ayuda (para que nos entendamos es como si el banco hubiera cobrado por anticipado todo el préstamo) y se supone que si todo va bien podrá devolver el dinero en algún momento sino es así tampoco pasa nada porque en realidad el rescate lo avala el Estado: cómo, igual que siempre, asegurando que no dejará caer a las instituciones financieras. En segundo lugar, mierando hacia otro lado y dejando que activos como la deuda soberana se siga considerando un activo sin riesgo (vaya paradoja en la que estamos metidos)

Éstas y otras muchas razones son las que seguro llevan a Rajoy a fumar algún puro mientras espera tomar la decisión respecto al rescate que solo le falta una firma. Porque de algo estoy seguro, y es que con rescate deberá empezar a explicar mas tarde que pronto porqué no cumple con lo pensionistas y porqué la factura de la banca mala se socializa en el presupuesto como deuda pública.

En todo caso y esto ya es un juicio de valor, creo que no hay otra solución a la vista ya que  a la fecha no tenemos una moneda que podamos devaluar y solo podemos devaluar salarios y mas cosas.

Como nos indica la historia de la deuda de los países a través del tiempo: que nos ayude la inflación…..

“Si no crecemos, no pagamos”

Crezco, luego pago

La prima de riesgo se ha disparado en España en las últimas semanas. Hace unos meses, el objetivo era no superar la barrera de los 300 puntos básicos, luego fue la de 400 y el proceso se fue acelerando cada vez más hasta llegar al día de hoy, en el que el objetivo es que el bono a 10 años no supere la rentabilidad del 7%, barrera que según el imaginario financiero supone el rescate. Pero, ¿no estamos ya rescatados?

Si el rescate se limita a la banca o también incluye al sector público está generando un debate muy intenso que no parece ameritar. La diferencia no es determinante. Se supone que si únicamente la banca es rescatada, las condiciones serán impuestas solo a las entidades que reciban dinero. Pero la deuda será indefectiblemente de España, por más esfuerzos que haga el gobierno para que esto no compute así en la contabilidad nacional. Como si los mercados no tomaran en consideración esa información en su estimación del riesgo soberano, y por lo tanto en la prima, por el solo hecho de que una estrategia de contabilidad creativa lo haga “desaparecer”. Las condiciones ya son para el gobierno y para la banca, independientemente de si los fondos del rescate se destinan a financiar capital de las entidades o deuda pública. Por cierto, el gobierno no estaba tomando medidas muy distintas a las deseadas por Bruselas, incluso antes del rescate.

Entonces, tenemos una prima de riesgo de un país rescatado y está bien que así sea. La interpretación de los mercados parece correcta porque el gobierno no quiere o puede asumir la gravedad de la situación, y esto lo empeora todo. Primero que la prima de riesgo se mantenía elevada por la situación de los bancos, pero que una vez se defina el rescate iba a bajar. Una vez que se evidenció que esto no era cierto, la prima de riesgo se mantenía elevada y subía por la incertidumbre de las elecciones griegas. Éstas pasaron, ganó el partido dispuesto a permanecer en el Euro y sin embargo la prima no relaja.

Hasta que no se asuma que el diferencial lo que está midiendo son las expectativas de impago o de devaluación, y se comiencen a tomar medidas al respecto, la situación no va a mejorar. Entonces el debate debería dirigirse, no al alcance del rescate, sino a las formas de lograr un crecimiento económico. Una economía, su población, resiste cierto tiempo sin crecer y con políticas recesivas. Por lo tanto, cuanto más tiempo dure esta situación, más probable será una salida del Euro y por lo tanto una devaluación y sino salimos del euro la devaluación será por otra vía casi siempre muy dolorosa (bajada de salarios y precios)

La otra opción es retomar las políticas de estímulo. El BCE bajando a cero los tipos y comprando deuda soberana, Alemania con políticas fiscales expansivas y permitiendo la creación de Eurobonos. Pero en lo que atañe exclusivamente a España, retomando las medidas fiscales expansivas. Si la recaudación de impuestos no alcanza, y los mercados no están dispuestos a financiar este tipo de políticas, entonces habrá que postergar pagos de la deuda. Como dijo Carlos Salinas de Gortari, presidente de México entre 1988 y 1994, “Si no crecemos, no pagamos”. Esto, que parece una afirmación de impago, es todo lo contrario. Cuanto más tiempo se esté sin crecer, menos se podrá pagar y mayor será la quita en el futuro.

En definitiva, la prima de riesgo no va a ceder hasta que las dudas acerca de la permanencia de España en el Euro, y por lo tanto el riesgo de tipo de cambio, o bien la probabilidad de impago, no cedan. Cómo hacer para generar crecimiento económico y por lo tanto permanecer en el Euro es el debate importante, cualquier otro es solo para distraer la atención. Mientas tanto, puede haber un rescate de la banca exitoso, las elecciones griegas pueden ser lo que Bruselas esperaba, la roja puede ganar la euro y podemos ser el país con más medallas en los Juego Olímpicos. Pero la prima seguirá en los valores que reflejan el riesgo real que hoy tiene España de impagar una parte de su deuda y de verse obligado a devaluar.

ES IMPORTANATE SINO URGENTE TRASMITIR A LA SOCIEDAD QUE SE DEBE CRECER Y PARA ELLO UN SOLO ANUNCIO “AUMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD DE LOS FACTORES QUE DISPONEMOS”, otros han sembrado soja o extrajeron petróleo a España no le van esas soluciones.