El elevado déficit obliga a renegociar los objetivos con Bruselas
El lunes de esta semana, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunció las cifras definitivas del déficit del conjunto de administraciones públicas en 2011. Si bien se esperaba una cifra superior al limite impuesto por Bruselas, finalmente el dato superó todas las expectativas. De esta forma, los más probable es que el gobierno profundice las medidas de ajuste, lo que afectará negativamente la producción y el empleo.
Luego de muchas especulaciones acerca de cuál sería el déficit de España en 2011, el dato ascendió a 8,5% del PIB; esto es 2,5 puntos porcentuales por encima del compromiso contraído con Bruselas. Al parecer, los mercados financieros ya descontaban un resultado del estilo, dado que no mostraron una tendencia clara en la apertura del mercado.
El gobierno fue muy cauto al responsabilizar a la anterior administración del déficit, ya que las mayores responsables del incumplimiento fueron las Comunidades Autónomas, la mayor parte gobernadas por el Partido Popular. En efecto, mientras que la administración central presentó un déficit de 5,1% del PIB, cuando el objetivo era 4,8%, las CC.AA. mostraron un resultado negativo mayor a 2,9%, es decir más de 1,6 puntos porcentuales por encima de lo acordado.
A partir de este resultado, lo que viene es conocido, pero de mayor magnitud. Por un lado se abre una ardua negociación con Bruselas para flexibilizar los objetivos de déficit de los años venideros. Para 2012 el objetivo era de 4,4%, por lo que necesitaría un ajuste fiscal de más de 4 puntos del PIB. Es impensable realizar una medida por el estilo, dada la recesión que se generaría. Sin embargo, más que se flexibilicen los objetivos, el recorte será muy fuerte, según las primeras estimaciones de entre 41 y 44 miles de millones de euros.
En resumen, la situación de España es crítica. El año pasado, con un recorte que finalmente no llegó a 1 punto porcentual del PIB, se entró en recesión. En este contexto resulta impensable proponer ajustes mayores. Sin embargo, el camino elegido por el gobierno parece ser el de la deflación. Hay que ser conscientes de que este camino es muy largo y doloroso. El riesgo es que la situación social no soporte el sacrificio antes de alcanzar los resultados esperados. En ese caso, las acciones siempre terminan siendo improvisadas y los resultados mucho más inciertos.
Una última cuestión: si contamos lo que tenemos hasta ahora y lo que viene en 2012 ¿cuánto será la deuda pública española y cuáles son sus plazos de vencimiento?. Esto es fundamental de cara a los mercados: al final todos terminaremos entendiendo aquello del circulo vicioso de Myrdal.