La tragedia griega: un plan destinado al fracaso

 

Alguien se imagina que condonando el 75% de la deuda, el resto el 25% es una losa tan pesada dificil de soportar y que la previsión sea al fin y al caboi la quiebra

Luego de más de trece horas de intensas negociaciones, los ministros de finanzas de la Eurozona alcanzaron un acuerdo para desbloquear el segundo rescate a Grecia. La demora en el acuerdo sucedió por dos puntos especialmente controvertidos: la cesión de soberanía por parte del país heleno y la participación del sector privado en el rescate.

El lunes de esta semana se dio finalmente luz verde al desembolso de 130.000 millones de euros, correspondientes al segundo rescate de Grecia. El dinero, procedente del fondo de rescate de la zona euro y del FMI, está destinado únicamente al pago de deuda. Es por eso que se depositará en una cuenta bloqueada a la que el Gobierno sólo podrá acceder cuando se constaten los progresos en el programa de ajustes impuesto como condición a la ayuda. De esta forma, el país deberá continuar reduciendo el gasto público, a pesar de que en los dos últimos años los ajustes representaron 16% del PIB. De esta forma, no hay forma de que se retome el crecimiento, por lo que se estima que las protestas sociales se incrementarán.

Sin embargo, los puntos críticos del acuerdo no eran las políticas de austeridad, sino la pérdida de soberanía. No conforme con el compromiso de Grecia de incluir en su legislación nacional el concepto de «absoluta prioridad» del pago de sus compromisos de deuda, la Troika enviará a una misión permanente a Atenas que se encargará de auditar en tiempo real cada decisión que adopte el Ejecutivo.

El otro punto conflictivo era la participación del sector privado en el rescate. Si bien originalmente se hablaba de una disminución del nominal del 50%, al final ésta llegó al 53,5%. Así, Grecia reducirá su deuda en 107.000 millones de euros. Pero dado que las nuevas condiciones también incluyen menores tipos de interés y mayores plazos, la quita en valor presente se eleva hasta el 75%.

A pesar de las quitas de deuda y los ajustes, el objetivo del plan es que Grecia alcance un nivel de endeudamiento sostenible recién en 2020, cuando sería el equivalente al 120% del PIB. Pero el mismo informe de la Troika advierte que en caso de que la recesión sea más fuerte de la esperada, todas estas cifras perderían validez, dado que la deuda no podría ser menor al 160% en 2020, siendo necesaria una aportación de fondos de casi 250.000 millones de euros. Este último comentario lo dice todo: el plan de sostenibilidad de la deuda griega está destinado al fracaso.