Las recomendaciones de Bruselas son obligaciones para España

Las recomendaciones de Bruselas son obligaciones para España

(Daniel Sotelsek y Guido Zack)

Luego del anuncio de hace dos semanas, España finalmente formalizó el pedido de rescate para las entidades bancarias el último lunes. Se había hablado mucho acerca de si el rescate iba a generar exigencias de parte de Bruselas al Estado español. Por un lado, se decía que no, dado que el dinero se iba a destinar a recapitalizar la banca y no para financiar al Estado. Pero por otro, dado que el dinero no podía dirigirse a las entidades sin pasar por el Estado, la deuda era contraída finalmente por éste, por lo que sí se comprometería a cumplir con Bruselas. El mismo día de la formalización del pedido de rescate, el vicepresidente y comisario de la Competencia de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, desterró cualquier posibilidad de interpretación al afirmar que las recomendaciones son obligaciones para países rescatados como España.

Entonces, surge la cuestión de cuáles son las políticas que Bruselas le exigirá a España. En primer lugar, todo indica que se apuntará a incrementar el IVA. Al parecer, se eliminarán los tipos reducidos (8%) y súper-reducidos (4%), para pasar a tributar todos la misma tasa, que actualmente se ubica en el 18%. Pero es posible que también se quiera aumentar la alícuota al 21%, o incluso más según algunos analistas. No es necesario realizar un argumento muy extenso para mostrar que esta medida continúa con la lógica de recortes y de hacer pagar a las clases menos pudientes el costo de la crisis. El IVA es un impuesto que, al gravar al consumo, lo pagan en mayor proporción los que ganan menos. Una persona que consume todo lo que gana, paga de IVA justamente 18% de su ingreso; mientras que quien consume la mitad, paga 9%. Además, incrementar los tipos reducidos claramente afecta más a las clases más bajas, dado que estos tipos especiales se aplicaron a productos de primera necesidad, como pan, leche, huevos, hortalizas, queso, libros, medicamentos y vivienda protegida, entre otros.

Asimismo, es probable que se continúen reduciendo los salarios de los funcionarios públicos. Esto no solo generará una disminución del consumo, afectando a todos los sectores, sino que es también una referencia para el sector privado, permitiendo la baja de las remuneraciones, deteriorando la distribución del ingreso. En pocas palabras, la recesión afectará más a los que menos tienen.

En este contexto, el ministro de economía Luis de Guindos declaró su apoyo a la cesión de soberanía de los países de la Unión Monetaria a favor de una unión fiscal y bancaria. Independientemente de la necesidad de complementar la unión monetaria con mecanismos fiscales compensadores capaces de hacer transferencias a las regiones en problemas, proponer la cesión de soberanía cuando ya se la cedió es una posición muy cómoda, es ofrecer lo que ya no se tiene a cambio de (en palabras del ministro) “más solidaridad europea”. Esta solidaridad europea se traduce, en el caso de los países con menores problemas, en pagar tipos más elevados por su deuda. En otras palabras, una unión fiscal o bien la emisión de eurobonos significaría para España, Grecia, Portugal, etc., poder financiarse a un menor interés. Pero el correlato es que otros países, con Alemania a la cabeza, se financien a un costo más elevado. Al margen de que medidas de este estilo permitirían una distribución del costo de la crisis más equitativa, dado que sería deseable  que esta distribución se diera no solo al interior de los países, sino también entre los países, es poco probable que Alemania acepte estas condiciones. Y si las acepta, será a cambio de algo…

Finalmente, resta insistir en un argumento magistralmente expuesto la semana pasada por Stiglitz en la visita que nos hizo a la Universidad Alcalá: “ninguna economía grande como España salió nunca de una recesión con medidas de austeridad”. La semana que viene tendremos la oportunidad de ver a Krugman, otro premio nobel, quien no creo que opina de forma muy diferente. En definitiva, es evidente que estamos equivocando el camino. Los mercados lo saben, por eso nos castigan. De esta manera se comprende mejor el motivo por el cual, a pesar de las medidas de ajuste, el déficit calculado hasta mayo alcanzó el 3,4% del PIB. De seguir esta tendencia, sobrepasaremos el 7%, incumpliendo nuevamente con el objetivo pactado con Bruselas. El motivo de este comportamiento no es otro que la evolución de los ingresos, que cayeron 4,6% en mismo período. Así, Bruselas exigirá nuevos recortes, el gobierno acatará y la historia volverá a repetirse, esta vez no como tragedia, sino como farsa.

De todas formas, las recomendaciones de crecimiento que vienen de todas partes, hasta de los economistas más de moda, no son fáciles de cuajar en el contexto de un espacio europeo donde los estados tiene competencias sobre muchos temas. Crecer es complejo y sobretodo es complejo crecer “bien” pues no siempre el crecimiento nos ha llevado ha buen puerto.  Creo que debemos hablar de productividad y enfocar claramente cómo pensamos aumentarla cuando se crezca, es necesario mejorar en innovación y tecnología sino será un esfuerzo en vano y vuelta a lo mismo. Y por último con este festival de ayudas tampoco olvidemos que una vez se comience a crecer aparecerá la inflación, tema que sin duda, nuevamente nos lleva a varios quebraderos de cabeza pero quién piensa en bajar la fiebre en pleno infarto….

 

Con el tema del EURO igual ya nos pasa a todos lo mismo en muy poco tiempo …

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